Han
arrancado las campañas electorales en nuestro Estado rumbo a junio de 2021; dentro
de lo que será sin duda alguna la elección más grande de nuestra historia. Y más
allá de las
vicisitudes propias de todo proceso electoral que conlleva en sí mismo roces
entre la autoridad electoral, candidatos y ciudadanos, es preciso que los
electores contemos con una especie de rúbrica o lista de aspectos que los
candidatos en contienda deben poseer para tratar de profesionalizar la
administración pública. Más allá de los aspectos emocionales que nos ligan a
apoyar a un candidato, debe prevalecer el aspecto racional, aquél que nos
permita de manera objetiva apoyar a la mejor opción. De entre esos aspectos o
cualidades que un candidato debe poseer enlistaré los siguientes:
Preparación académica: La profesionalización
de cualquier servicio es importante para el alcance de objetivos; el pensar que
con buenas intenciones y un buen corazón es suficiente para enfrentar problemas
técnicos es absurdo y fuera de lugar; pues simplemente una buena
presupuestación es indispensable para optimizar el gasto y resolver problemas;
por ello algo de planeación del sector público es esencial en cualquier aspirante.
Resulta por ello necesario que los candidatos cuenten por lo menos con un grado
de estudios de educación superior; si bien un título no garantiza una gestión
exitosa, si es garantía de cierto grado de intelecto al suponerse que un grado se obtuvo previa aprobación de una tesis que sin duda requirió cierta
metodología que es necesaria para la planeación gubernamental.
Antecedentes exitosos: Es un
punto axial en el perfil de un candidato; el conocer sus antecedentes laborales
nos permite vaticinar el grado de éxito en el cargo al que aspira. Si se trata
de un exfuncionario que tuvo nulos resultados en su anterior gestión, estamos
hablando de prolongar su ineficiencia por años más, puesto que el desempeño
laboral, sobre todo en el sector público, es la mejor carta de presentación que
pudiera en su momento suplir la carencia de un grado académico. La promesa de
hacerlo mejor que la anterior ocasión es similar al marido que promete no
volver a golpear a su mujer; se trata de un modus operandi, difícilmente
mejorable.
Propuestas detalladas. Es común
que los candidatos nos inunden de propuestas: mejorar servicios públicos,
mejora de infraestructura, promoción del comercio y mejora del empleo; etc.,
etc. Sin embargo, la superficialidad de propuestas es tan genérica que solo
denota más de lo mismo; falta de conocimiento sobre los problemas y de sus soluciones.
Si no nos dicen a detalles los cómo y los cuándo, nos quedamos en la misma, con
los clásicos “qué”, por ejemplo: “mejoraremos el servicio de agua potable”, pero no nos dicen
cómo ni cuándo.
Con solo estos tres aspectos,
es fácil identificar a la mejor propuesta, al mejor perfil, ahora que si las
opciones carecen de estos elementos, como sucede en mi Allende, Coahuila, la
opción es buscar, lamentablemente, el menos peor y luchar por profesionalizar la
administración pública en elecciones venideras.