Con todo mi respeto para los periodistas.
Rufina era una burra que añoraba ser una regordeta zebra; se pintó unas rayas en el cuerpo para parecer una de ellas; la historia continúa; sin embargo, el final es lo que cuenta: Rufina comprende que haga lo que haga siempre será una burra; y tendrá que vivir con ello perennemente; por lo que termina aceptándose tal cual es. Al menos eso me contó mi maestra en la primaria; y al menos eso es lo que recuerdo.
La analogía viene al caso por una cuestión referente al trabajo que llevan a cabo algunos periodistas; quienes transgreden el área de su profesión al sentir –y sólo sentir- que son aptos para poder hacerlo.
Entiendo que un periodista esta y debe estar muy informado; pues ese es su trabajo. Pero de ahí a que piense que esta facultado para hacer un análisis completo de determinada situación; media una enorme brecha. Los periodistas –la mayoría- creen que pueden hacer el papel tanto de informadores como de politólogos. Algunos ejemplos:
El programa tercer grado que se transmite por Televisa; que reúne a los mejores periodistas de ese gremio; resulta patéticamente paupérrimo. El análisis no va más allá de la nota y de los comentarios personales emitidos por las vísceras de los participantes. Pero el hecho de ser los titulares de los principales programas noticiosos no los faculta para hacer un análisis completo; dan sus puntos de vista; pero no hacen un análisis comparativo de lo que sucede en otras latitudes, por ejemplo. No recurren a la historia para revisar el origen de problemáticas sociales; y lo peor de todo; no citan ni un solo teórico que refuerce las tonterías que usualmente vociferan. Eso es lo que los politólogos hacen en un análisis.
En el programan “Contextos” del Grupo Radio estéreo Mayrán; diariamente, Francisco Amparán, emite su comentario político. El detalle es que jamás acierta en uno solo de sus comentarios; lo escuché diciendo que Barack Obama no tenía posibilidades frente a Hillary Clinton; sucedió todo lo contrario. Dijo –estrambóticamente- que México le diría “adiós” a la iniciativa Mérida por las condiciones establecidas por los estadounidenses; sucedió todo lo contrario. Algo de mesura no estaría mal.
Javier Garza, del mismo programa, no supo jamás decir el nombre de la presidenta de la India (Prathiba Patil). Los politólogos saben el nombre de cualquier presidente del mundo entero; así como el partido al que pertenecen los mismos; esto como mínimo de conocimientos.
Si el tema será la migración; en un programa de análisis como los mencionados; lo que debe de imperar es una revisión histórica del problema; la comparación con otros países que tengan la misma problemática; así como citar a los teóricos y especialistas en el tema: Karl Popper; Samuel Huntintong, etc. Si el tema es la participación ciudadana; se debe de revisar la historia de igual manera; la comparación entre sociedades; e igualmente; no pueden faltar los clásicos: Sydney, Verba, Merino, Meyer, Camps, etc.
Esto no sucede en dichos programas; lo único que los faculta para decir lo que dicen; a dichos periodistas, es el medio que les permite hacerlo.
Sucede lo mismo en la prensa escrita; hace una semana, en una de las columnas del siglo de Torreón; Lucrecia Martínez escribió un artículo que da pena de tan solo leerlo; fue sobre los ataques perpetrados en la ciudad de Bombay en India; sólo que la ex –funcionaria llamó a lo largo de su columna “Mombay” a dicha ciudad. No conforme con eso; su víscera le dijo que había que culpar del ataque a los malos de siempre, es decir, a los malos de Al Qaeda, sin entender que esta organización no tiene presencia en Cachemira; sino Lasker e Toiba; o ejército de la pureza; quien únicamente busca la independencia de la región en mención: y quienes, al parecer, fueron los autores de los atentados.
Por estos y muchos ejemplos más; resulta lamentable el que los periodistas transgredan su área de competencia; como cuando un policía Municipal quiere detener un vehículo que circula por carretera federal en aras de una buena mordida.
Sin embargo, no todo es negro en el mundo del periodismo; el único medio masivo que conozco y que cumple a cabalidad con su función periodística; es el servicio mundial de la British Broadcasting Corporation (BBC). La BBC, presenta la información a través de sus corresponsales; por ejemplo, si la nota es el conflicto entre Israel y Palestina, el periodista recopila información, lleva a cabo entrevistas: hace su nota. Sin embargo, al final; consulta a un especialista en la materia; en este caso a un experto en Oriente Medio. A sabiendas que su función es informar; mas no analizar. De ahí la calidad de la información presentada por la BBC.
No deploro en ningún momento la actividad realizada por los periodistas citados; pero cuando afirman lo que dicen con una seriedad que asusta; convencen de lo que dicen a sus públicos sin el menor problema. Todo derivado de sus percepciones resultado de una incesante indigestión de información. No los deploro, insisto, sin ellos la labor de los politólogos sería más difícil; puesto que la información es indispensable en el mundo del análisis.
Zapatero a tus zapatos; Rufina siempre seguirá siendo una burra, pero al menos no convencerá de manera perniciosa a públicos con sus personales teorías sin sustento teórico sólido e histórico.