miércoles, 14 de marzo de 2018

GOKÚ


La proyección el próximo sábado 17 de marzo del capítulo 130 de la batalla entre Gokú y Jiren, en plazas municipales auspiciada por algunos ayuntamientos ha generado una oleada de críticas sobre temas como derechos de autor, populismo preelectoral y, sobre todo, cultura municipal. Gokú, el protagonista de la serie animada Dragon Ball es sin duda un personaje icónico que ha marcado una época y a muchas generaciones de jóvenes que crecimos con sus aventuras en busca siempre de las esferas del dragón. Imposible olvidar a ese pequeño y carismático alienígena de corazón puro que albergaba una inocencia que le impedía encontrar las diferencias superficiales de las mujeres cuando el siempre libidinoso maestro Roshi le encomendó encontrarle una novia a cambio de entrenarlo. A bordo de su nube voladora que solo podía cargar a personas de corazón puro y con su báculo sagrado en mano, Gokú nos deleitó con sus aventuras al lado de sus amigos durante años. Batalla tras batalla, la serie comenzó a volverse más compleja hasta llegar a su capítulo final. La proyección por diversos ayuntamientos obedece no a un simple capricho, sino a la petición de miles de personas a lo largo y ancho del país que han solicitado la proyección de dicho evento. Las críticas, particularmente en Coahuila, por ser año electoral no se han dejado esperar, cuestionando este acontecimiento como una acción municipal en el ámbito cultural que deja mucho que desear y pone en evidencia la paupérrima visión que sobre el tema tienen los diversos ayuntamientos que piensan realizar la proyección. En el caso particular de Allende, Coahuila, no puedo dejar de pensar en eventos de la administración pasada como El show de Mario Bezares o El Show de la India Yuridia, o la presentación de grupos musicales o concursos de belleza que ciertamente dejaban ver la simplona concepción que sobre cultura tenía dicha administración, cuyos simpatizantes hoy señalan al actual alcalde de Allende como promotor de una cultura paupérrima al proyectar la pelea entre Gokú y Jiren. Si nos ponemos exigentes en la materia, la cultura municipal no es un ámbito que se desarrolle de manera exitosa en esta región, además de que no contamos con una sociedad que se caracterice por su grado de desarrollo cultural. Eventos tales como apoyos a autores de libros y la presentación de los mismos, exposiciones de pinturas, construcción de bibliotecas y espacios digitales para consulta, impulso agresivo al teatro y la danza, concursos periódicos de ajedrez, creación de museos, exposiciones fotográficas, formación de grupos o clubes de lectura y un sinfín de actividades que ciertamente no se asoman por ningún lado. Y es que lamentablemente las casas de la cultura y sus respectivos directores siempre han confundido la cultura con la cantidad de personas que acudan masivamente a los eventos municipales. Por ello cada director y su respectivo alcalde solo planean eventos de belleza, bailes o conciertos y desfiles con carros alegóricos. Si de señalar se trata, cuidado se debe tener y sobre todo poseer las bases suficientes para cuestionar la falta de visión cultural de un gobierno con respecto a otro. La batalla final de Dragon Ball no es un acto cultural, es una respuesta a un grupo de ciudadanos que simplemente fue escuchada por autoridades y cuya escucha no es taxativa al municipio de Allende, sino al país entero en diversas ciudades. El evento del próximo sábado, es similar a la proyección de un juego de la selección mexicana, una simple proyección más.