Prácticamente con el mote de redentor es como ahora se
le llama al candidato del MORENA, Andrés Manuel López Obrador, pues se le acusa
en algunos medios y por algunos periodistas de incluir en las listas de
plurinominales al Senado a personajes de reputación cuestionable y con cuentas
pendientes ante la ley, y una vez con la investidura se volverían prácticamente
intocables durante seis años. Básicamente en ello estriba la acusación contra
el político tabasqueño. Al respecto, las críticas tienen algo de razón, aunque dichas
diatribas van cargadas de subjetivismo ante la fobia de las encuestas que
señalan al “peje” como el candidato con más probabilidades de acceder a la
presidencia de la república mexicana. Tienen razón en el sentido de que resulta
oprobioso que dichas candidaturas se otorguen a personas como Napoleón Gómez
Urrutia, ex líder minero acusado de desvío de recursos del sindicato minero y
fichado ante la interpol. Independientemente de que Napoleón sea o no culpable,
sea o no víctima de una cacería de brujas como lo fue en su momento la ex líder
magisterial Elba Esther Gordillo, y que tal vez de haber sido detenido ya estaría
en libertad, lo cierto es que su sola presencia indigna a una sociedad que
aunque indiferente, es bastante receptiva emocionalmente ante casos como el de
Napoleón y ante lo cual pareciera no haber necesidad de una buena dosis de
desprestigio para AMLO solo por intentar sostener la teoría de la inocencia del
ex líder minero. Más inteligente sería llegar a la presidencia y comprobar
después su inocencia, pero no sucedió así y en lo personal, creo que el efecto
Napoleón puede ser más perjudicial de lo que parece. Y es que AMLO hace uso de
un estribillo propio tan sencillo, que le ha ganado el mote de redentor: “se
limpió al salir del PRI, nosotros pensamos que se le debe perdonar” (así se
refirió a Evaristo Hernández Cruz, priista tabasqueño al que AMLO calificó de corrupto
en anteriores ocasiones antes de acogerlo en MORENA). Desde luego que el
argumento de exoneración es tan sencillo y tan absurdo que lejos de generar aplausos
causa indignación. No obstante, el mal va más allá del líder en las encuestas,
pues el mismo problema de “personajes cuestionables” fulguran en los listados
plurinominales de los demás partidos políticos. Los mismos panistas han
aprobado la candidatura plurinominal de Rafael Moreno Valle, ex gobernador de
Puebla y quien además de haber sido señalado de nexos con el crimen en dicho
estado, dejó una deuda que al parecer será la más grande en la historia de las
entidades federativas en México. De igual manera, Josefina Vázquez Mota, evidenciada
por la A.C Mexicanos contra la corrupción de haber recibido del gobierno federal
mil 36 millones de pesos de dinero público y que se trató de un inobjetable
acto de corrupción política al más alto nivel. Si de perdonar pecados se trata,
la mano redentora no se circunscribe al líder de MORENA, sino que parece ser
una condición sustancial e indivisible de la misma existencia de las candidaturas
plurinominales, que parece ser sirven para asegurar puestos a personajes que en
competencia electoral no conseguirían el apoyo de la sociedad que, aunque
desinformada, al final y producto de un ataque mediático de los opositores terminarían
por enviarlos al sótano de las preferencias electorales. No me parece que López
Obrador sea un redentor, me parece que la redención misma se encuentra en todas
partes bajo el nombre de candidaturas plurinominales.