Es cierto que el gobierno, en cualquiera de sus tres
ámbitos, se caracteriza por efectuar gastos bastante onerosos en rubros de poca
importancia o, en otras palabras, hay despilfarro constante de recursos al
gastarse en nimiedades y no en prioridades. Uno de los rubros en los que más
gasta un gobierno, es en aquél en el que nos muestran constantemente que están
haciendo las cosas bien, me refiero a la propaganda en medios de comunicación. Y
es que cuando revisamos las cifras que se erogan en este rubro y se contrasta
con su impacto en el público en general, las dudas sobre una “buena inversión”
comienzan a aflorar. El tema sale a colación por la reciente denuncia del PRD en
la que afirman que el gobierno de Felipe Calderón, gastó la cantidad de más de
42 mil millones de pesos en publicidad, mientras que el actual gobierno del
presidente Enrique Peña, tan solo en la mitad de su sexenio ha gastado más de
36 mil millones de pesos. Además, lo que puede ser más indignante y causar
mayor molestia, es la facilidad con la que en este rubro el mismo gobierno
rebasa las cantidades presupuestadas sin mayor problema y muestra una terrible
austeridad en rubros que sin duda merecen mayor atención. Tan solo por establecer
un ejemplo: en el año 2016, el presupuesto federal para gasto en publicidad era
de 2 mil 408 millones de pesos, no obstante, a fin de año el gasto cerró en 8
mil 500 millones, es decir, se gastaron 6 mil millones más de lo que por ley
debían gastar, sin que esto fuera un problema presupuestal, no obstante, durante
todo el año 2017 el gobierno federal suspendió el Fondo para Fortalecer la
Autonomía de Gestión en Planteles de Educación Media Superior dejando a muchas
escuelas de este nivel con serias y evidentes necesidades. Desde otra
perspectiva, el gobierno federal gasta un millón de pesos POR HORA en
propaganda gubernamental. Para el caso de Coahuila, la información no es menos
aciaga, pues en el mismo año el gobierno estatal erogó un gasto de poco más de
2 millones y medio de pesos DIARIOS en el mismo rubro. Resulta bastante
sencillo enumerar una interminable lista en donde se pueda plasmar una mejor
manera de gastar esos recursos, pero la pregunta principal que debe encontrar
respuesta es saber qué tan necesaria e imprescindible resulta ser este tipo de
propaganda gubernamental. Desde luego que para los medios de comunicación que
se benefician con tan onerosas partidas presupuestales el impacto mediático es
contundente, pero en realidad no hay un estudio que emita conclusiones
determinantes al respecto. Y es que existen anuncios o spots tan inservibles y
fuera de lugar como aquél pagado por el senado de la república en donde nos
decían que lo que más se consumía en los super tazones en Estados Unidos eran
los totopos y el guacamole, esto como una referencia a favor de la hispanidad y
en contra del entonces candidato republicano Donald Trump y que en nada sirvió
para detener la llegada del magnate a la presidencia. Una propuesta tal vez pudiera
ser que existiera un órgano que analizara la pertinencia de cada idea de
comunicación social que surgiera de cada entidad pública, pero quizá terminaría
politizándose al final. En lo personal, pienso que los gobiernos deberían solo
promocionarse en los portales de internet propios, en ruedas de prensa y
establecer un presupuesto austero e inviolable para gastos solo en vísperas de
informes anuales de actividades. El problema, es que gastar un millón de pesos
por hora en un país con 60 millones de pobres resulta insultante para una
sociedad que poco le importa lo que hace o deja de hacer su gobierno.