Los rumores de pronto devinieron en realidad, pues
Blas José Flores Dávila ha dejado de dirigir el destino de la máxima casa de
estudios en nuestra entidad para dedicarse a otras funciones en el gobierno que
inicia actividades el próximo primero de diciembre. Ante su salida, la
universidad se encara a un proceso electoral para que los universitarios decidamos
quién se encargará de tomar las riendas e imprimir rumbo a la institución
educativa. Es cierto, la UAdeC ha crecido de manera ingente a lo largo de su
historia y ha venido atravesando procesos de calidad tanto administrativos como
académicos, algunas veces por exigencias legales exógenas, otras veces por
superación institucional bajo la visión de directores, funcionarios y desde
luego los objetivos de cada rector en sus respectivos periodos. Desde luego que
las áreas de oportunidad de crecimiento siempre están a la orden del día, pues
toda institución es perfectible y las mismas vicisitudes de un mundo
vertiginoso le reclaman cambios constantes a la máxima casa de estudios, al
igual que la necesidad de superar vicios que, si bien pueden observarse en diversos
lares, no son diques insorteables que una voluntad decidida a eliminarlos no
pueda concretar. Al respecto suenan dos
nombres que aspiran al cargo de primer universitario: Salvador Hernández Vélez,
actual secretario general, y Francisco Manuel Osorio Morales, actual tesorero.
Es cierto, ambos poseen cualidades y virtudes que pueden ser resaltadas y que
les dan las herramientas para enfrentar tan importante responsabilidad. Salvador,
es un político con experiencia en diversos cargos tanto públicos como partidistas,
escritor y autor de varios libros y analista político; por su parte, Francisco
Osorio es un funcionario que ha pasado por diversos cargos de primer nivel
dentro de la universidad, haciendo su carrera prácticamente completa dentro de
la máxima casa de estudios, es por ello, que para empezar, esa formación
profesional cien por ciento universitaria le da a Osorio un plus con respecto al
secretario general, pues ha transitado por la dirección de posgrado e
investigación, asuntos académicos y la tesorería, nichos de vital importancia
para el desarrollo de toda universidad y que, cabe mencionar, su tránsito por
esas áreas ha sido exitoso y sin cuestionamientos de ningún tipo. Alejado de la
política partidista, Osorio está libre de esa contaminación que los
universitarios cuestionamos y que reclamamos en reiteradas ocasiones, es por
ello que el actual tesorero es un candidato cien por ciento universitario. Otro
de los aspectos que me parece es importante, es el trato con calidad humana que
el tesorero ha sabido siempre brindar a quienes lo rodean, con quienes ha
trabajado y quienes en algún momento hemos acudido a él en calidad de gestión
institucional, más allá de intentar agradar a terceros, Osorio posee la cualidad de “individuo servicial” que conlleva un cálido trato que debe existir en una
institución que se caracteriza por la fluidez de relaciones sociales e
interacciones inter e intra institucionales. Por si eso fuera poco, Osorio
posee un plus todavía más contundente: ha sido director de una escuela de la
UAdeC. Muchas veces un funcionario puede desconocer la realidad y las
necesidades de las escuelas y facultades, pero no un director, pues el primer
vínculo con padres de familia, alumnos, docentes, trabajadores y las
necesidades de cada uno de los grupos antes mencionados son conocidas a
profundidad y mejor que nadie por un director. Mi total respeto para el
Ingeniero Salvador, en lo personal lo admiro como escritor, pero en estos
momentos, la UAdeC necesita un político formado en la “grilla universitaria”,
no en la grilla partidista; un conocedor de las áreas nodales de la
universidad, no un político con gran colmillo. Osorio es sin duda, la mejor
opción para la UAdeC.