miércoles, 6 de septiembre de 2017

DESPUÉS DEL DESFALCO



La noticia no podía ser menos paradójica, pues en vísperas de elegir al nuevo fiscal anticorrupción, surge el escándalo del vergonzoso desfalco que el gobierno federal, a través de diversas dependencias, perpetró en detrimento de todos los mexicanos. No se trata de una cifra minúscula, mucho menos de dependencias prescindibles para el desarrollo de nuestro país, sino todo lo contrario. La cifra sobrepasa los siete mil millones de pesos e involucra a 11 dependencias de la APF, destacando entre ellas dependencias encargadas de combatir la pobreza, el desarrollo del campo y la educación pública. Nuevamente vuelve el eterno tema de la corrupción que por cierto involucra a algunas universidades públicas que se prestaron a la felonía. De pronto parece ser la misma historia, solo que, con cifras diferentes, la misma historia que lacera a un pueblo que lastimosamente parece no inmutarse ante lo sucedido y que ve la noticias como una más de las tragedias naturales de este país que no requiere más atención que la trayectoria de nuestra selección rumbo a la copa del mundo y la proximidad de nuestras fiestas patrias para celebrar que somos un país libre de males. Por ello no sorprende tampoco que la carta fuerte del gobierno federal para ocupar la fiscalía anticorrupción sea un funcionario que registró su Ferrari en un domicilio falso en otra entidad para evadir impuestos. No sorprende que se aproxime más de lo mismo. Que todo el acto de las disputas en el senado sea solo un número circense que culmine en la vieja misma tragedia mexicana: “todo cambia para seguir igual”. La pregunta obligada es ¿qué sigue después de conocer el terrible desfalco del dinero de todos los mexicanos?, ¿qué sucederá ahora que sabemos que de las más de 500 mil despensas para combatir la pobreza solo se tiene registro de la entrega del 7% de las mismas a familias hundidas en la pobreza? Me pregunto si todas estas oprobiosas acciones terminarán en una simple denuncia de la ONG “mexicanos contra la corrupción y la impunidad”, o si tal vez se enlistaran en los pendientes que deberá enfrentar el nuevo fiscal ahora que sea designado por la cámara alta si es que se llega pronto a un acuerdo. Vuelvo a insistir en lo mismo: podemos encontrar casos y más casos de corrupción, podemos crear cientos de dependencias encargadas de encontrar empresas fantasmas en donde se suele desaparecer el dinero de los contribuyentes, no obstante, si la impunidad sigue incólume, de poco sirve contar con súper dependencias y súper fiscales. Pero esto no es lo más grave, lo verdaderamente alarmante, es la falta de acción de un pueblo que solo ve pasar estas tragedias inmutado, apático, sumiso, que antepone siempre lo trivial a lo trascendental, ya no hablemos de una mega manifestación de repudio que se convierta en una primavera mexicana como ha sucedido en otras latitudes, hablemos por lo menos de que los mexicanos se informen de lo sucedido y los invada una sensación de indignación que los vuelva exigentes ante sus representantes y solicitemos a través de los mismos se investigue y se castigue a los culpables, sin necesidad de crear más burocracia para encontrar culpables. Me preocupa terriblemente, mucho más que el desfalco que cierto estoy, es solo la punta de un inmenso iceberg, que los mexicanos hayamos perdido la capacidad de reacción ante estos perniciosos sucesos que solo comprometen terriblemente el futuro de nuestro país y de nuestros hijos. Temo que lo sucedido, simplemente se ahogue en un grito profundo, profuso y apasionado la noche del 15 de septiembre.