Alberto Athié, fue bastante enfático y categórico: “México
tiene los pederastas católicos más crueles de todo el mundo.” Según el
activista, se tiene registrados más de 500 casos de infantes abusados
sexualmente por estos siervos de Dios. Y es que, desde el sonado caso de
Marcial Maciel, fundador de los legionarios de cristo, y quien debido al poder
económico que suponía su organización, fue tolerado con todas sus felonías por
el hoy santo Juan Pablo II, en México se han suscitado denuncias y se ha destapado
la cloaca con las ignominias cometidas por estos miembros de la iglesia
católica y que hasta la fecha singuen impunes. Y es que resulta imposible olvidar
casos como el del cura, Eduardo Córdova Bautista, en San Luis Potosí, quien
presuntamente violó a más de 100 niños durante sus 30 años de ejercicio
religioso. Según datos del vaticano, actualmente en México hay más de 100
religiosos implicados bajo investigación del tribunal especial creado por el
papa Francisco en 2015 para analizar estos casos, desde luego, solo se trata de
investigar sin fincar responsabilidad ni mucho menos buscar castigos más allá
de los divinos con el que los lideres católicos esperan que llegue la justicia
contra los infantes cuyas vidas han sido marcadas para siempre. Cabe mencionar,
que los casos de los cuales Juan Pablo II tenía conocimiento, solo fueron “reasignados”
a otras parroquias en donde continuaron realizando sus deleznables actividades
en nombre de Dios contando desde luego con la complicidad del ahora santo. El
tema sale a colación, por la actual denuncia ante la PGR contra el cardenal,
Norberto Rivera, por el presunto encubrimiento de 15 sacerdotes pederastas, la
denuncia que fie interpuesta por el exsacerdote y activista contra la
pederastia, Alberto Athié, con número de expediente FED/SDHPDSC/UNAI-CDMX/0000425/2017
fue abierta el pasado 14 de junio y acaba de ser ratificada. Toca ahora a las
autoridades federales realizar las investigaciones de lo que todos sabemos y
que además existen pruebas contundentes para llevar a juicio y encarcelar a
estos hombres de Dios. No se trata de una simple denuncia ni de lo mismo de
siempre, se trata de acabar con la impunidad de una institución que ha gozado
de privilegios sin sentido y que ha causado un terrible daño a miles y miles de
personas en todo el mundo, no solo en nuestro país, con esa doble moral que
enfrenta sin cuartel a los homosexuales y a las mujeres que desean abortar,
pero que es permisiva y pasiva con aquellos que hacen de la pederastia un
estilo de vida bajo la protección de las sotanas. Se trata de ejercer el
derecho a la igualdad eliminando privilegios que gozan algunos mexicanos como
lo son los sacerdotes, se trata de llevar la justicia a los miles de padres que
han sido destrozados al saber que sus hijos han sido víctimas de tan asquerosas
felonías, se trata de ajustar cuentas con una sociedad que calla por un respeto
infundado a una autoridad que simplemente ha traicionado la confianza de los
creyentes y puesto en tela de juicio la ya de por si vapuleada solvencia moral
de una institución milenaria. Se trata de llevar la justicia a estos infantes
cuyas vidas han sido marcadas para siempre. Se trata de empezar a impartir
justicia, de mostrar la fuerza del Estado de derecho sobre aquellos que piensan
que los fueros decimonónicos siguen incólumes. No obstante, aquellos que más se
espera, es un pronunciamiento del vaticano sobre estos casos, que condene públicamente
y directamente a los implicados y pida perdón por los abusos de los que ha sido
cómplice al encubrir de mil maneras los ignominiosos actos. Más allá de las
penas corporales, una buena dosis de “aceptación de culpa” por parte de la
santa sede sería sin duda un gran avance en la materia. Seguiremos esperando.