miércoles, 12 de julio de 2017

BAJO LA LUPA

En días pasados, a título personal, presenté la iniciativa llamada “Barómetro del Cabildo”, la cual tiene la finalidad de vigilar de manera periódica y precisa el funcionamiento correcto del cabildo en los municipios de los cinco manantiales. La iniciativa es parte de un trabajo propositivo que realicé desde el año 2009 dentro de un ensayo que fue premiado con el primer lugar por parte del jurado en un concurso en la ciudad de Torreón, Coahuila. Desde luego que la iniciativa ha causado molestia entre algunos futuros miembros del cabildo, pero sobre todo incertidumbre entre varias personas que me han inquirido sobre el porqué de vigilar al cabildo y no a los presidentes municipales. La respuesta es simple: el cabildo, es sin duda la máxima autoridad dentro de un ayuntamiento, por encima del presidente municipal, aunque con atribuciones diferentes, según el INAFED, “El cargo de regidor es en realidad el núcleo del ayuntamiento, en la medida que, por su número y funciones de representación de la comunidad, dan lugar a la formación del colectivo que decide y crea las condiciones de un proceso democrático. El término regidor equivale al de rector, se dice que ejerce rectoría sobre los asuntos que le son encomendados; es decir, que rige los destinos del municipio. El Regidor da cuerpo y respaldo al ayuntamiento en la medida que forma un colegio de análisis, valoración, formación de escenarios, articulación de propuestas, discusión de asuntos controvertidos y creación de consensos para lograr acuerdos”. Los regidores, tienen atribuciones que son verdaderamente nodales para el crecimiento y desarrollo de un municipio, entre las diversas atribuciones, resaltan las siguientes: Vigilar el cumplimiento de los acuerdos de cabildo y el adecuado funcionamiento de la administración municipal; presentar iniciativas de reglamentos municipales; presidir la comisión que le corresponda; promover las obras y servicios públicos que requiera la comunidad municipal; mantener contacto directo con la ciudadanía para conocer, valorar y promover las medidas que el desarrollo lo requiera; fungir como voceros de propuestas ciudadanas y llevarlas a discusión al Cabildo… Como puede observarse, la mera atribución de presentar iniciativas de reglamentos es fundamental para orientar el destino del municipio en la senda del desarrollo o del subdesarrollo, según el profesionalismo de dicho órgano colegiado. Cada regidor debe trabajar y PRESENTAR RESULTADOS PERIÓDICOS sobre su trabajo en comisiones, y dichas comisiones, dependiendo de los municipios, suelen ser las siguientes: Hacienda y Patrimonio Municipal; Educación, Recreación, Cultura, Actos Cívicos y Fomento Deportivo;  Policía y Prevención del Delito; Tránsito y Vialidad; Salud y Asistencia Pública; Comunicaciones y Obras Públicas; Asentamientos Humanos, Fraccionamientos, Licencias y Regularización de la Tenencia de la Tierra; Participación Ciudadana; Limpieza; Fomento Agropecuario; Comercio, Mercados y Rastros; Agua Potable, Drenaje, Alcantarillado, Tratamiento y Disposición de Aguas Residuales;  Parques, Jardines y Alumbrado; Ecología y Medio Ambiente; Registro Civil, Panteones; Gobernación, Reglamentos y Circulares, etcétera. Desde luego que aspectos como su formación académica y experiencia profesional dicen mucho del desempeño de cada edil. Es por ello y muchas razones más, que cada regidor debe ser vigilado con lupa por los ciudadanos de cada municipio, porque sus actividades son más una responsabilidad que un privilegio y se trata del destino de un municipio. Por ello, el barómetro del cabildo será una herramienta ciudadana para asegurar el profesionalismo de cada regidor de los cinco manantiales, o en su defecto, evidenciar la diletancia y mediocridad de quien simplemente se lo merezca. Se trata de transparencia en acción, ni más ni menos.