En días pasados, a título
personal, presenté la iniciativa llamada “Barómetro del Cabildo”, la cual tiene
la finalidad de vigilar de manera periódica y precisa el funcionamiento
correcto del cabildo en los municipios de los cinco manantiales. La iniciativa
es parte de un trabajo propositivo que realicé desde el año 2009 dentro de un
ensayo que fue premiado con el primer lugar por parte del jurado en un concurso
en la ciudad de Torreón, Coahuila. Desde luego que la iniciativa ha causado
molestia entre algunos futuros miembros del cabildo, pero sobre todo
incertidumbre entre varias personas que me han inquirido sobre el porqué de
vigilar al cabildo y no a los presidentes municipales. La respuesta es simple:
el cabildo, es sin duda la máxima autoridad dentro de un ayuntamiento, por
encima del presidente municipal, aunque con atribuciones diferentes, según el
INAFED, “El cargo de regidor es en realidad el núcleo del ayuntamiento, en la medida
que, por su número y funciones de representación de la comunidad, dan lugar a la
formación del colectivo que decide y crea las condiciones de un proceso
democrático. El término regidor equivale al de rector, se dice que ejerce rectoría
sobre los asuntos que le son encomendados; es decir, que rige los destinos del
municipio. El Regidor da cuerpo y respaldo al ayuntamiento en la medida que
forma un colegio de análisis, valoración, formación de escenarios, articulación
de propuestas, discusión de asuntos controvertidos y creación de consensos para
lograr acuerdos”. Los regidores, tienen atribuciones que son verdaderamente
nodales para el crecimiento y desarrollo de un municipio, entre las diversas
atribuciones, resaltan las siguientes: Vigilar el cumplimiento de los acuerdos
de cabildo y el adecuado funcionamiento de la administración municipal; presentar
iniciativas de reglamentos municipales; presidir la comisión que le corresponda;
promover las obras y servicios públicos que requiera la comunidad municipal; mantener
contacto directo con la ciudadanía para conocer, valorar y promover las medidas
que el desarrollo lo requiera; fungir como voceros de propuestas ciudadanas y
llevarlas a discusión al Cabildo… Como puede observarse, la mera atribución de
presentar iniciativas de reglamentos es fundamental para orientar el destino
del municipio en la senda del desarrollo o del subdesarrollo, según el
profesionalismo de dicho órgano colegiado. Cada regidor debe trabajar y
PRESENTAR RESULTADOS PERIÓDICOS sobre su trabajo en comisiones, y dichas
comisiones, dependiendo de los municipios, suelen ser las siguientes: Hacienda
y Patrimonio Municipal; Educación, Recreación, Cultura, Actos Cívicos y Fomento
Deportivo; Policía y Prevención del
Delito; Tránsito y Vialidad; Salud y Asistencia Pública; Comunicaciones y Obras
Públicas; Asentamientos Humanos, Fraccionamientos, Licencias y Regularización
de la Tenencia de la Tierra; Participación Ciudadana; Limpieza; Fomento
Agropecuario; Comercio, Mercados y Rastros; Agua Potable, Drenaje, Alcantarillado,
Tratamiento y Disposición de Aguas Residuales; Parques, Jardines y Alumbrado; Ecología y
Medio Ambiente; Registro Civil, Panteones; Gobernación, Reglamentos y
Circulares, etcétera. Desde luego que aspectos como su formación académica y
experiencia profesional dicen mucho del desempeño de cada edil. Es por ello y
muchas razones más, que cada regidor debe ser vigilado con lupa por los
ciudadanos de cada municipio, porque sus actividades son más una responsabilidad
que un privilegio y se trata del destino de un municipio. Por ello, el
barómetro del cabildo será una herramienta ciudadana para asegurar el
profesionalismo de cada regidor de los cinco manantiales, o en su defecto, evidenciar
la diletancia y mediocridad de quien simplemente se lo merezca. Se trata de
transparencia en acción, ni más ni menos.