miércoles, 7 de junio de 2017

RESABIOS ELECTORALES

Son varias aristas que se entrelazan, de pronto se enredan, son incompatibles y todas aducen tener la razón. Son los electores y candidatos que proclaman “la dignidad”, son los otros electores que piden respeto a su voto, es una autoridad local electoral que dice defender la mesura y el cuidado de las formas para evitar caer en un abismo de desprestigio al cual parece acercarse de manera inexorable, es otra autoridad nacional electoral que por mandato constitucional se ocupó de la mitad del proceso electoral, y esa parcialidad de acciones y procederes hoy parece salirse de control. Malos perdedores, ganadores corruptos, autoridades electorales ineficientes, acusaciones variopintas y el clima se enrarece y se manifiesta en una extraña unión entre derrotados que en los previos debates parecían no tener puntos en común. Una mega marcha disfrazada de indignación amenaza con convertirse en una explosión de intolerancia y desgaste similar a los campamentos de Paseo de la Reforma en 2006. ¿Cómo llegamos a esto?, y, en consecuencia, ¿Cómo terminará esto? ¿A quién culpar de la incertidumbre actual? Es cierto, de la elección de hace seis años a la actual, hay una gran diferencia en cuanto a los dos candidatos punteros, aplastante derrota para la oposición en 2011, y “empate técnico”, dirían algunos en este proceso actual, lo cual da señales sin duda alguna de una inclinación bastante evidente de la exigencia de un cambio en el gobierno, pero también es cierto que la participación en ese sentido no fue tan contundente, pues de ser así, los opositores se hubieran alzado con la victoria y con un margen bastante considerable. Pero no fue así. Este estrecho margen obliga a la autoridad local electoral a guardar mesura en su decreto de un ganador, pues no hay certeza hasta el momento debido a que muchas actas de la jornada se guardaron dentro de los paquetes electorales contrariando el debido proceso y por ese motivo faltan algunas actas por computar. Entonces la culpa fue de la capacitación, y de ese aspecto se ocupó el INE, ¿entonces el INE es el culpable? En lo personal, me consta la poca participación de los funcionarios integrantes de las mesas directivas de casilla en los simulacros organizados por los capacitadores electorales, en este supuesto, si no asistían a las prácticas, era de esperarse que cometieran errores el día de la jornada electoral, errores que hoy lamentamos todos. Entonces, ¿es culpa de los ciudadanos apáticos y poco comprometidos? No parece existir un culpable directo, sino una serie de actores que forman parte de un andamiaje completo que va desde ciudadanos hasta instituciones que pueden ser culpables o eximidas de culpa según sea el caso. ¿Qué va a suceder? Por lo pronto llama la atención que todos los derrotados se hayan unido después de que se acusaron terriblemente de corrupción y otras felonías durante los debates y campaña electorales. Esta extraña liga de la justicia de enemigos declarados no parece convencer. Lo que podemos esperar, sin duda, es que el IEC en el caso más extremo, ordene la apertura total de paquetes y se dé un recuento general de los sufragios, y con esto se imprima certeza a un resultado que aún no conocemos. La nulidad de las elecciones no es un tema ni siquiera cercano, pues para ello se requieren de circunstancias ajenas a la apertura de paquetes y recuento que hayan incidido directamente en el resultado de una elección. En el caso más sencillo, que es el que me parece sucederá, se validará la elección una vez que se cuente con todas las actas y legalmente se consolidará el triunfo del puntero. En ese caso, las marchas empapadas de dignidad deberán trabajar otros seis años para en la próxima elección, arrasar y evitar cualquier suspicacia que ponga en tela de juicio la legalidad de una elección y terminar con un buen sabor de boca.