jueves, 15 de junio de 2017

NULIDAD

Es una simple palabra, pero resulta ser la esperanza de una multitud que señalan fraude electoral, que sienten que el sistema electoral local actuó en detrimento de todos ellos. Sienten cercana la esperanza evocando lo sucedido en Colima hace dos años, y para ello esgrimen una sarta de irregularidades en las cuales intentan demostrar la inequidad y la falta de equilibrio en la contienda electoral del 4 de Junio pasado. Pero Coahuila no se parece nada a Colima, son dos realidades bastante disímbolas, aclarando con ello que no le resto en ningún momento importancia a las acusaciones de la oposición transformada ahora en liga de la justicia bajo la bandera de la dignidad. Hasta el momento el camino de la impugnación va dentro de la jurisdicción de la justicia electoral local, pues por ley este el sendero obligado a seguir, no obstante, el resultado del tribunal será el desecho de pruebas y la validación del proceso electoral. Con toda seguridad veremos que el camino de la impugnación entrará ahora bajo la jurisdicción de autoridades federales en materia electoral, y es precisamente el TRIFE quien anuló los comicios para gobernador en el Estado de Colima en 2015, por ello este tribunal es la esperanza de los inconformes. Como señalé en principio, las causas de nulidad presentadas ante en el TRIFE en el caso Colima son muy diferentes a las presentadas en Coahuila, pues para el primer caso, la acusación más fuerte y que fue determinante a juicio de las autoridades federales, fue la acusación y COMPROBACIÓN de la intervención en la elección por parte del secretario de Desarrollo Social del estado, Rigoberto Salazar Velasco, al admitir ante el congreso local que es suya la voz en unos audios en los que ordena apoyar al candidato priista. Aunado a esto, la diferencia de votos fue tan solo de 503, mientras que, en Coahuila, luego del reconteo, fue de más de 30 mil votos. Por ello, Coahuila y Colima NO SON IGUALES. Por su parte, la oposición en Coahuila aduce un rebase del tope de gastos de campaña, no obstante, el único ente autorizado para señalar la transgresión a este tope de gastos, es la Unidad de Fiscalización del Instituto Nacional Electoral, no un grupo de abogados de determinado partido político, es decir, hasta que el INE señale que existe esta inconsistencia, puede tomarse como prueba fehaciente y contundente y puede ser utilizada como prueba ante el tribunal. A menos que la oposición cuente con información oficial del INE, la acusación no procederá. No obstante, los opositores señalan que su paquete de impugnación documenta 14 irregularidades, por lo que no pongo en tela de juicio más que dos de las que ventilaron, la de tope de gastos y la acusación de robo de urnas, esta última acusación, al menos con lo sucedido en Ciudad Acuña, no puede imputársele a ningún partido, sino que fue un hecho aislado y no determinante, pues de las 14 casillas ubicadas en la escuela donde sucedió el incidente, solo se sustrajeron dos, por lo que no es una situación determinante para el resultado de la elección.

No minimizo en ningún momento las acusaciones de la oposición, solo las contextualizo, no pongo en entredicho la posibilidad de una nulidad del actual proceso, solo digo que la posibilidad es muy remota. No doy por muertas las acusaciones de los abogados panistas, solo que no han dejado ver las 14 pruebas documentadas que presentaron. La nulidad no es un camino sencillo, y el que se haya presentado en otras latitudes no es garantía de que aquí se vaya a presentar. Por lo pronto, la historia aún no termina. Falta un largo trecho.