El recorte es sin duda bastante considerable, pues se trata de una suma de
239,700 millones de pesos, una cantidad que supera por mucho el recorte
presupuestal del año en curso que asciende a 70,300 millones de pesos. Desde
luego que los ajustes presupuestales siempre son bienvenidos, sobre todo cuando
el crecimiento no ha sido para nada estimulante ni mucho menos cercano a lo
previsto por los planeadores de la política económica de este país. El detalles
es cuando examinamos de cerca los recortes presentados por la SHCP al congreso
de la unión, ahí es precisamente en dónde podemos ver qué tan estratégicos son
los ajustes y sobre todo hacia dónde va orientado el posible crecimiento de
nuestra economía. Nos dicen en todos lados que estamos travesando tiempos
difíciles, no me queda la menor duda que es cierto, y ante ello por supuesto
que el gobierno debe intentar gastar lo menos posible para generar evitar a
todas luces un endeudamiento que los especialistas afirman pronto llegara al
50% de nuestro PIB, es decir, más de 9 billones de pesos.
Los aspectos que son bastantes cuestionables son los siguientes: si se
supone que atravesamos por momentos difíciles, resulta absurdo que no se haya
tocado en lo absoluto lo referente a los sueldos de los funcionarios tanto de
la administración pública federal, como de los integrantes tanto del INE, INAI,
CNDH, TEPJF, etc. Quienes poseen sueldos bastante robustos y para quienes la
situación “delicada de la economía” pasa de largo. Otro aspecto que es también incongruente,
es que se supone que todo recorte busca ahorrar, sin embargo, el gobierno
planea gastar en 2017 4.8 billones de pesos, y obtener ingresos por 4.3, es
decir, trabajar nuevamente con deuda e incrementar la misma con cargo a todos
los contribuyentes. La inflación de 3% resulta aceptable, no así el precio del
barril del petróleo, cuyo precio fue estimado en 42 dólares, cuando desde meses
atrás nuestra mezcla ha cotizado entre 35 y 40 dólares, es decir, no estamos
tomando en cuenta precios bajos, lo ideal hubiera sido presupuestar con
ingresos de 30 dólares por barril, pero no, finalmente poco importa incrementar
la deuda producto de una mala planeación porque al final será endosada a
nuestras familias y las próximas tres o cuatro generaciones.
Otro aspecto que también deja mucho que desear, es el porcentaje de
reducciones por rubro, por ejemplo, hubo reducciones en 28% en comunicaciones y
transportes, 18% en energía, 10% en salud y 10% en educación, pero UN
INCREMENTO de 3.6% en actividades legislativas y 7.5 en CFE. Es decir, se
recorta en sectores altamente productivos y que detonan el desarrollo y
crecimiento económicos, como SCT y Educación, pero se alimenta la terrible y
perniciosa burocracia del poder legislativo y la ineficiente CFE. Finalmente,
la deuda pública, más el costo de PEMEX y CFE tendrán un costo para los
contribuyentes de 532,349 millones de pesos, un gasto nunca antes visto para
cubrir estos costos financieros.
Definitivamente, hubo un recorte histórico, pero la distribución resulta
ser bastante deficiente y a final de cuentas, no traerá beneficio ni a mediano
ni a largo plazo. Seguimos equivocando el camino, falta esperar las
modificaciones del congreso, aunque sinceramente, nada bueno se puede esperar.