miércoles, 31 de agosto de 2016

LO QUE NO SE VE

Nuestro presidente nos lo hace saber de manera reiterativa a través de medios de comunicación masiva y cada vez que abrimos una página de internet: “lo bueno que ocurre casi no se cuenta… pero cuenta mucho”. O en otras palabras y con motivo de su cuarto informe de gobierno, el presidente Peña Nieto nos informa de los logros de su administración que simplemente no se ven, pero que desde la perspectiva sofista, ahí están. No dudo ni un momento que el presidente ha efectuado acciones positivas, sin embargo, son más sus yerros que sus aciertos. Es imposible dejar pasar sin mencionar que la delincuencia se ha incrementado en su administración, que la economía no ha crecido ni lo previsto ni mucho menos, que el endeudamiento es cada vez más ingente, que la corrupción ha sido el estigma de su gobierno y que sin duda es el presidente más impopular de los últimos tres mandatarios. Hace un año, el prestigiado CIDAC elaboró una investigación en la que simplemente echó por tierra los spots presidenciales del tercer informe en donde se aseguraba que íbamos a medio camino, pues con datos duros y fidedignos demostró que ni siquiera el actual gobierno había arrancado a pesar de llevar tres años en el poder y a pesar de las pomposas afirmaciones de que ellos eran “los que sí sabían gobernar”. Hoy, sin necesidad de que el CIDAC nos lo haga ver nuevamente, sabemos que este gobierno ha sido un fracaso en sus promesas por sacar adelante este subdesarrollado país. Y es que las expectativas fueron muchas, pues las once reformas estructurales que nacieron del llamado “pacto por México”, y de ellas la estrella de esas reformas, la educativa, ha resultado ser una reforma mutilada, semi implementada y bastante concesiva con sus disidentes. En efecto, el fracaso de esta reforma ha hecho palidecer al avance de las demás, trayendo consigo un ambiente de fracaso y animadversión contra el actual gobierno.
Pero no todo es oscuridad, también es preciso señalar los avances, y aunque sean realmente pocos, en verdad muy pocos, no dejan de ser dignos de reconocimiento: uno de ellos y de los cuales me consta su beneficio, es el de las llamadas “escuelas al cien”, a las cuales se ha destinado un presupuesto de 50 mil millones de pesos y que consiste en remodelar escuelas con deficiencias bastante ostensibles. Sólo falta aplicar controles adecuados de vigilancia de aplicación de recursos, pues la corrupción sigue siendo un mal enquistado en nuestro sistema político. También, de enero a junio de este año, México registró 14,385 millones de dólares por concepto de Inversión Extranjera Directa (IED), 4.6% superior a la cifra preliminar del mismo periodo de 2015, lo cual, sin duda, es un avance. Además por vez primera se va a plantear un superávit en el PIB del 0.2%, aunque poco ayude con un nivel de endeudamiento gubernamental cercano ya al 50% del nuestro PIB. Insisto, son más las malas que las buenas, pero hay que ver las dos caras de la moneda, no obstante, y lamentablemente para el presidente y su pueblo, hace mucho tiempo que requerimos buenas noticias y a propósito del cuarto informe, seguiremos esperando un tiempo más.