Uno de los muchos beneficios de la
apreciación de dólar con respecto a nuestro peso, fue sin duda la ganancia
extraordinaria que tuvo el Banco de México producto de la subasta de dólares
que realizó en su momento para tratar de detener el incremento del dólar. Esta
subasta al tipo de cambio elevado le permitió vender dólares más caros de lo
que originalmente le costaron, el resultado: 239 mil 93 millones de pesos de
ganancia que irán a parar a manos del gobierno federal. De ese dinero, por una
absurda ley, el gobierno federal destinará el 70% de ese dinero a amortización
de deuda, o recompra de la misma, mientras que el 30% restante se destinará al
llamado pomposamente “fondo de estabilización de ingresos presupuestarios”, o
en otras palabras, un guardadito para lo que se ofrezca. Pues bien, ya se
determinó en qué se gastará ese guardadito equivalente a 73 mil 500 millones de
pesos. Esa exorbitante cantidad ira directamente a un agujero sin fondo, ni más
ni menos que a PEMEX.
Efectivamente, el destino de
ingresos frescos y no contemplados se ejercerá de manera ociosa, pues para
empezar, PEMEX es una empresa que solo en 2015 tuvo pérdidas por la cantidad de
521 606 millones de pesos, es decir, una empresa en quiebra y con números
rojos. No me parece tan acertada la decisión, mucho menos cuando la llamada
“empresa productiva” se ha cargado escándalos recientes que laceran y ponen en
tela de juicio el apropiado y correcto manejo de recursos públicos. Para
empezar, el escándalo de la renta de camionetas y aeronaves a sobre precio que
tuvo un costo de 4 mil 800 millones de pesos. Es decir, alquiló los mismos
vehículos tanto terrestres como aéreos que otras instituciones ya antes lo
había hecho, pero pagando más por el mismos servicio, esto deja un olor a
corrupción. No en balde Bloomberg llamo a la empresa petrolera: “monumento a la
ineficiencia”. Además, PEMEX realiza
erogaciones por la cantidad de 7 millones mensuales al sindicato para pago a
“comisionados” para labores que absolutamente nadie conoce, es decir, pagos de
hasta 50 mil pesos mensuales a comisionados sindicales que disponen de dichos
recursos con absoluta discrecionalidad y en completa opacidad.
Y es que la cláusula 251 del
contrato colectivo de trabajadores de PEMEX, incrementó de DOS a SIETE millones
mensuales las erogaciones que la petrolera debe entregar al sindicato para el
pago de comisionados al servicio de Carlos Romero Deschamps, actual líder
sindical que desde 1996 no ha dejado de dirigir dicho gremio de trabajadores. Ante
este magro escenario la pregunta es obvia ¿realmente es saludable, apropiado y
sensato entregar el excedente de la venta de dólares a una empresa que
representa el mejor ejemplo de la ineficiencia, la corrupción y el descaro?
¿Qué tan prudente es arrojar dinero bueno al malo? Me parece que hay
instituciones que realmente requieren de oxigeno presupuestal, instituciones
como el IMSS, CONACULTA, CONAGUA, son entes que realmente requieren recursos
para proyectos de desarrollo, pero tal parece que el objetivo es dilapidar
dinero, a final de cuentas, no costo nada conseguirlo y por ende, no pasará
nada cuando se pierda en el abismo que supone ser PEMEX y su mote de empresa
productiva.