miércoles, 27 de abril de 2016

RELOJ LEGISLATIVO

Se hace llamar el Violómetro, y es un interesante dispositivo de medición del desempeño legislativo de nuestros representes populares que mide, por una parte, el cumplimiento en tiempo y forma de las obligaciones constitucionales en materia de confección de leyes secundarias, y, por otra parte, nos permite calificar el grado de eficiencia del trabajo que realizan nuestros diputados y senadores.
La premisa del Violómetro es sencilla, pues muestra cuales son las leyes que por mandato constitucional debieron ser aprobadas en un plazo perentorio, pero que siguen sin aprobarse a pesar de haber concluido dicho plazo violando con ello la encomienda constitucional de nuestros representantes en el poder legislativo. O en otras palabras, nos permite conocer en tiempo real la ineficiencia de diputados y senadores a la vez que desnuda la violación de preceptos constitucionales por parte de quienes se supone elaboran las leyes a las que todos debemos someternos en este país.  Al momento de la redacción de esta columna, el violómetro registra 19 leyes que han concluido con su plazo para su aprobación, pero que siguen durmiendo el sueño de los justos. Leyes tan importantes para el funcionamiento institucional de nuestro país como lo son: Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares, que debió ser aprobada desde Febrero de 2015, Ley del CONEVAL y del consejo de dicho instituto, que debieron quedar terminadas desde Junio y Abril de 2014, respectivamente, Ley de Transición energética, pendiente desde Diciembre de 2014, Ley General en materia de desaparición forzada, pendiente dese Enero de 2016. Así mismo, próximamente por agregarse a esta vergonzosa lista se encuentra la Ley General de Transparencia, cuyo periodo para aprobación vence el 5 de Mayo del presente y la ya tan necesitada Ley del Sistema Nacional Anticorrupción que vence plazo el 28 de Mayo del presente.
Como podemos observar, son precisamente los encargados de confeccionar nuestras leyes los mismos que violan de manera sistemática el mandato constitucional que establece tiempos y plazos para la aprobación de leyes de gran calado como las mencionadas, esto sin mencionar que dicha abulia legislativa es inversamente proporcional al estipendio que reciben mensualmente cada diputado, que asciende a la cantidad de 148 mil 558 pesos, y de 236 mil 67 pesos para cada senador. Es decir, ni siquiera por recibir un sueldo bastante generoso son capaces de cumplir con sus funciones básicas de aprobar las leyes que nuestro país necesita.

Sin duda, este esfuerzo del prestigiado Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) pone en evidencia la abulia de nuestro congreso de la unión, pero también nos entrega una poderosa herramienta ciudadana para pedir una explicación de tanta ineficiencia para la próxima vez que nuestro representante popular se aparezca a solicitar el apoyo para su reelección gracias a las  nuevas leyes electorales que así lo estipulan.