No sorprende en lo absoluto los comentarios proferidos en detrimento de
personas en situación vulnerable, supongo que tampoco tiene nada que ver que la
susodicha pertenezca al desprestigiado PRI, sin embargo irrita que
precisamente, Luz Elena Govea López, la diputada priista del congreso de
Guanajuato y siendo la PRESIDENTA de la
comisión de atención a grupos vulnerables, les haya contestado a un grupo de indígenas,
que le solicitaron la gestión para que la misma les consiguiera empleos que les
permitieran salir de la extrema pobreza, que prácticamente se dedicaran a hacer
lo que saben hacer: cortar y vender nopalitos, confeccionar artesanías y seguir
trabajando en el campo. Y es que la diputada afirmó de manera categórica que
ella “no se los imaginaba en una fábrica o detrás de un escritorio”, o en pocas
palabras que no podía visualizarlos tratando de superar su precaria
situación realizando labores ajenas a lo
que por designios sobrenaturales han estado destinados.
La actitud de la pusilánime legisladora me recuerda el proceder de la
iglesia en su papel de educadora y por la cual el liberalismo tuvo que extirparla
de los quehaceres del Estado. Y es que aquella máxima decía: “es más fácil que un camello pase por el ojo
de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios” Con este estéril
apotegma, se aseguraba que los indios y clases bajas no intentaran abandonar su
situación de carencias porque de hacerlo no tendrían la gloria de Dios, por lo
que más valía seguir en el pauperismo con la promesa de la vida eterna. Pues
bien, guardadas todas las proporciones, esta legisladora invita a los indígenas
a no abandonar sus raíces y seguir dignificando su existencia haciendo lo único
que saben hacer y para lo cual están destinados para siempre: elaborar artesanías
y cortar nopalitos. Poco importa que la pobreza carcoma la integridad de estas
familias, que no tengan recursos para poder alimentarse, para educarse, o para
cualquier objetivo que pudieran plantearse. No, las raíces culturales valen
mucho más para este espécimen de nuestra ignominiosa clase política. Finalmente, culmina con una sentencia aún más
concluyente: "“no busquen espacios en donde no los tienen”.
“Quizá la legisladora se equivocó de comisión, quizá debería estar
trabajando en la comisión de cultura laborando arduamente en la preservación de
nuestras tradiciones”, pues al parecer
su fuerte no es precisamente atender grupos vulnerables o quizá, y hablando
seriamente, debería realmente ponerse a trabajar gestionando recursos para construir
talleres o fábricas en donde estos “atrevidos renegados de sus raíces” puedan confeccionar
sus artesanías y se les realicen los trámites correspondientes para poder
exportar sus trabajos. Así se auto emplearían y tendrían recursos a la vez que
mantiene sus raíces. No parece una formula compleja para implementar.
Pero debemos recordar que nuestros legisladores no se caracterizan por la
lucidez de sus comentarios ni por lo acertado de los mismos. Sin embargo,
llegar al grado de proferir estulticias tan graves como las de la diputada
Govea solo nos permiten percatarnos del nulo compromiso de nuestras autoridades
para poder sacar de la pobreza y apoyar a quienes realmente lo necesitan. O quizá
solo sea ignorancia de dichos funcionarios, y ya en una balanza, resulta
preocupante no poder discernir cuál de las dos hipótesis es las más perniciosa.