Tajamar, el área de mangle devastada recientemente en Cancún por FONATUR en beneficio de particulares, vuelve
a traer a colación un tema que no deja de ser polémico y a la vez, tan
trascendente: crecimiento y desarrollo
económico regional a cambio de explotación y deterioro del medio ambiente, o
preservación de áreas naturales, pero manteniendo la pobreza y la falta de
desarrollo regional de comunidades determinadas.
No es un tema, que desde luego sea fácil de resolver, es una cuestión que
requiere bastantes estudios y debates, lo que sin duda alguna es cierto, es que
las regiones del sur de México han padecido desde tiempos decimonónicos pobreza
y marginación social. Por lo que proyectos de desarrollo turístico son ideales
para explotar aquellas áreas que son particularmente hermosas y que dicha
explotación trae empleo y crecimiento en aquellas regiones vapuleadas durante
toda su existencia. Sin embargo, el fin no justifica los medios, al menos no en
este asunto que en lo personal me parece ya un caso perdido, pues los amparos
para la suspensión de los trabajos en Tajamar han llegado demasiado tarde, pues
más del 90% de los manglares han sido ya devastados. Y aunque al final todos
los funcionarios y exfuncionarios se
culpan mutuamente de los permisos otorgados para la deforestación de Tajamar,
lo cierto es que el daño es ya irreparable.
Mucho se ha hablado del pomposo “Desarrollo Sustentable”, lo cual me parece
no hemos aterrizado en este país de la manera correcta, pues se trata de
acciones tendientes a armonizar el desarrollo económico con el trato amigable
con la madre naturaleza, es decir, talas un árbol y plantas tres, el detalle,
es que en México ese concepto lo hemos utilizado solo para tranquilizar la
conciencia de quienes se dedican a depredar recursos naturales muchas veces no
renovables haciendo del Desarrollo Sustentable solo un formalismo más que les
permita continuar con el proceso de crecimiento y desarrollo de este país. Pero el problema sigue siendo el mismo:
¿crecemos o nos estancamos? En lo personal, me parece que para sacar de la
pobreza a la gente del sur y disminuir los 60 millones de pobres que hay en
México, hay que invertir primeramente en educación, en servicios de salud
universal, y después en desarrollo e innovación tecnológica, pues si algo nos
ha demostrado la historia de éxitos ajenos, es que no se necesita ser un país
con abundantes recursos naturales para poder detonar el crecimiento y el desarrollo
económico, y para ejemplo: Japón, Alemania, Finlandia, Suecia, Suiza. La clave
está en la educación y el desarrollo tecnológico, no en volvernos un país
prestador de servicios turísticos como único remedio para salir de la pobreza. No
hemos entendido que la depredación del ser humano es perniciosa e interminable
y que cada vez se reducen los espacios naturales que permiten la vida en este
planeta. No hay una paradoja en cuanto a crecer o estancarnos, se trata de
mirar a otros lados y entender que hay más opciones aunque para ello, haya que
lastimar intereses poderosos que luchan para que todo siga igual en éste país.