Precisamente en este mes de Diciembre, se cumplen tres años del inicio del
gobierno priísta de Enrique Peña Nieto, que supuso con su victoria el regreso
del PRI al ejecutivo federal luego de 12 años de gobiernos panistas. Y es justamente en este momento, en donde bien
vale la pena echar un lacónico vistazo para saber exactamente en donde estamos
a mitad de camino en este actual sexenio presidencial.
Para comenzar, debemos regresar a las metas estipuladas en el Plan Nacional
de Desarrollo 2013-2018 del actual gobierno federal, en donde su objetivo 1.3, “Mejorar las condiciones de seguridad pública”,
ha dejado mucho a desear. Pues solo en 2014, el 73% de la población considera
que su entidad federativa es insegura, en comparación con el 66% que identificó
la misma percepción en 2012. Además de que estableciendo un comparativo entre
2014 y este agonizante 2015, sobre los delitos de alto impacto durante el
primer semestre de los dos años, los resultados fueron los siguientes:
Homicidio doloso: En 2014 se contabilizaron 9,317, mientras que en 2015 se registraron
9,601. Es decir un incremento de dichos delitos.
En lo que respecta al objetivo 3.1 “Desarrollar
el potencial humano de los mexicanos con educación de calidad”, según el
reporte de Capital Humano 2015 del índice del Foro Económico Mundial: México de
ubica en el sitio 102 de 124 en calidad educativa en primaria y según datos del
Censo Educativo 2014, el 42.27% de las escuelas no tienen drenaje disponible,
e; 27.72% de los planteles no tiene acceso al agua de la red pública del
Estado. El 20% de todas las escuelas no cuentan con mobiliario para maestros y
el 14% no cuenta con mobiliario para alumnos.
Por su parte, el objetivo 2.1, “Garantizar
el ejercicio efectivo de los derechos sociales para toda la población”, y
del cual se desprende el 2.1.1 “Asegurar
una alimentación y nutrición adecuada de los mexicanos, en particular de
aquellos en extrema pobreza”, observa los siguientes datos: La población
con carencia de acceso a la alimentación en 2012 representaba el 23.3%, mientras
que en 2014, aumento al 23.4%, por su parte, la población con ingreso inferior
a la línea de bienestar en 2012 era del 51.6% de la población, mientras que en
2014, ascendió a 53.2%.
Finalmente, en lo que respecta al objetivo 2.4, que señala “Ampliar el acceso a la seguridad social”,
y del cual se desprende el 2.4.2, que menciona: “Promover la cobertura universal de servicios de seguridad social en la
población”, los resultados no son más alentadores, pues en la actualidad,
la población de entre 20 y 59 años afiliada a una institución pública de
seguridad social representa el 76%, quedando muy lejos de esa pomposa “cobertura
universal”.
En términos generales, los rubros de Desarrollo Social, SHCP, Gobernación y
Educación, van demasiado rezagados en cuanto a sus metas planteadas al inicio
del sexenio. Quizá por una pésima planeación, quizá por esa manía excesiva de
prometer sin contar con los elemento que amparen factibilidades de
cumplimiento, quizá solo por deslumbrar en el momento. Por lo que haya sido, la
estrategia no va a medio camino, y con ello queda evidenciado que el actual
gobierno sigue montando una yegua demasiado grande y una vez arriba, no sabe
aplicar correctamente un rumbo definido. Faltan tres años, y hasta el momento,
no se ve claro hacia dónde vamos.