jueves, 4 de junio de 2015

PROCESO SANGRIENTO

Ya en la recta final, cuyo desenlace se presentara este próximo Domingo 7 de Junio, las campañas electorales en esencia nos dejaron más de lo mismo: propuestas y más propuestas tan predecibles y tan añejas como la seguridad, el empleo y el crecimiento económico. Sin embargo, este proceso ciertamente ha sido diferente a los demás en dos sentidos, el primero es que estamos estrenando reforma electoral, y los ganadores de esta contienda, para el caso de los diputados, podrán reelegirse hasta cuatro veces consecutivas. Y el segundo, preocupantes escenarios manchados de sangre. Y es que ya en la recta final, se contabilizan 21 políticos, entre simpatizantes y candidatos a puestos de elección popular asesinados. Candidatos del PAN, PRI, PRD, MORENA y PT fueron privados de su vida por motivos en muchos casos oscuros y suspicaces.
Pareciera que no existen ya garantías para ningún ciudadano en materia de seguridad, pues si precandidatos y candidatos son fácilmente ultimados, ¿qué podemos esperar los ciudadanos de a pie en nuestro diario vivir? La gravedad del asunto es tan elevada que no solo pone en tela de juicio la capacidad del Estado mexicano para garantizar la seguridad de los ciudadanos, sino que además preocupan los motivos de los asesinatos y los autores de los mismos. Pareciera que la delincuencia y la política están tan unidas que determinados candidatos afectan intereses muy particulares por lo que deben ser eliminados de la competencia.
Para nadie resulta sorprendente el escuchar que la política y la delincuencia trabajan en comparsa, pues tan solo basta recordar el matrimonio Abarca y la matanza de  Ayotzinapa para corroborar tan lamentable escenario. Es por ello que aunque se ha minimizado el asesinato de políticos, ciertamente ya sumados estos 21 casos parecen indicar uno de dos posibles contextos: o la política se está limpiando de tal manera que los fenecidos eran personas que no quieren negocios con la delincuencia, o simplemente son políticos con nexos con otros grupos delincuenciales que suponen ser enemigos que deben ser eliminados.
Resulta muy difícil la tesis de la coincidencia, sobre todo en un país en el que las mismas no existen. Y el que este proceso haya sido sangriento solo nos deja la idea de hasta dónde está podrida la política y sus integrantes que se supone buscan representar a los ciudadanos para mejorar la calidad de vida de los gobernados. 

Pero quizá más grave es la poca difusión y atención que se le dio a este caso, quizá tengamos que esperar magnicidios como el de Lomas Taurinas para poner atención a este serio problema que lacera nuestras instituciones y mina la credibilidad en una clase política que cada vez es más cuestionada y descarada en su proceder.