miércoles, 20 de mayo de 2015

EL BURLÓN

Una serie de diatribas en su contra, sobre todo en redes sociales, han desatado los comentarios filtrados de una típica charla entre el Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello y el Secretario Ejecutivo de dicho instituto, Edmundo Jacobo Molina. En dicha escucha se puede identificar claramente a los funcionarios mofándose de la forma de hablar de indígenas chichimecas a los cuales había visitado previamente el Consejero Presidente del INE.
Verdaderamente son cometarios y burlas denigrantes, fuera de lugar y condenables desde cualquier punto de vista. Sin embargo, no resulta ser un hecho tan peyorativo ni tampoco tan nefasto como para pedir le renuncia del Dr. Córdova. Y es que podemos entender esta situación desde dos puntos de vista:
El primero que está directamente ligado con la “ligereza” de la falta del funcionario, y es que la misma Comisión Nacional para la Prevención de la Discriminación (CONAPRED) se ha manifestado “impedido legalmente”, para sancionar al funcionario por la manera en que fue conseguida la grabación, pues según la constitución política de nuestro país, en su artículo 16, se garantiza el derecho a las personas a la inviolabilidad de sus comunicaciones privadas.  Por lo que la escucha al haberse obtenido ilegalmente, no cuenta como elemento probatorio en acusación alguna. Esto exime al funcionario de cualquier acto legal en su contra por discriminación.  Por otra parte, vivimos en un país, en el cual burlarse de las clases desprotegidas, particularmente de los indígenas es pan de cada día, y aunque mal de muchos no es consuelo de nadie, definitivamente nos enfrentamos ante una cultura de burla hacia los más desprotegidos. Ya lo mencionaría acertadamente Octavio Paz, en su inmortal: “Todos Santos, Día de Muertos”: Las malas palabras y los chistes caen como cascadas de pesos fuertes, es parte de nuestra idiosincrasia.
Sin justificar de ninguna manera el proceder de Córdova, me parece que la satanización no procede, estoy casi seguro que el funcionario en el futuro tendrá más cuidado con sus palabras y la denigración en las mismas dejará de existir por un buen rato. Con una disculpa pública como ya lo ha hecho será más que suficiente, pues lo preocupante del asunto, resulta ser la facilidad con que cualquiera puede intervenir conversaciones de altos funcionarios aunque las mismas sean estériles para esgrimirlas en acusaciones formales.
Si de veras estamos indignados los mexicanos, deberíamos estarlo por sucesos verdaderamente lamentables, como el terrible despilfarro de dinero público en el proceso electoral en esta campaña, o la mediocridad de los futuros legisladores que de ahora en delante podrán reelegirse ¡hasta cuatro veces consecutivas!, o quince ligeros años en el poder como diputados.

Si de indignación se trata, estamos equivocando el camino.