miércoles, 15 de abril de 2015

KORENFELD: ¿ABUSO DE AUTORIDAD?

Haber utilizado un helicóptero de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) para actividades privadas o personales, fue el error que cometió David Korenfeld, ex director de dicha empresa administradora de aguas nacionales y que le costó sin duda el cargo. Y es que según testigos, un helicóptero de la empresa pasó a recogerlo a él y su familia para iniciar unas vacaciones, lo que sin duda, fue motivo suficiente para dar inicio con el escándalo mediático.
Delito, definitivamente no cometió, falta administrativa, al parecer tampoco, abuso de autoridad y poder, probablemente sí.  Aunque ciertamente, el ex funcionario no hizo algo diferente a lo que suelen hacer todos aquellos trabajadores que viven del erario y que tiene a su disposición vehículos oficiales: hacer uso de ellos para cuestiones netamente personales.
Es común observar por las calles en días inhábiles, horarios fuera de oficina y hasta en lugares o latitudes bastante lejanas a su adscripción vehículos oficiales pertenecientes a ayuntamientos, dependencias estatales, federales, e instituciones públicas realizando viajes o siendo utilizados por directores, funcionarios o empleados para cuestiones totalmente ajenas a su cometido, pues no se trata solo del vehículo, sino del desgaste del mismo y la finalidad para la cual ha sido adquirido por la institución de la que se trate.
Y aunque definitivamente los ejemplos son asimétricos, ya sea un helicóptero o una simple camioneta, el común denominador es el mismo: abuso de autoridad. Y el mismo, debe tipificarse como falta administrativa con perjuicio el erario público, por lo que definitivamente debe existir castigo o sanción, además de la exposición pública.  
Pero no, el ex funcionario renuncia no por el abuso, sino porque el escándalo le afecta al gobierno de Peña Nieto en plena etapa electoral y directamente al partido del gobierno. Efectivamente, la renuncia no es por al abuso cometido, sino por causas triviales y ajenas al uso debido de la función pública.
Vivimos en un país en el que las autoridades confunden espacios públicos con nichos de poder personales que usan para satisfacer necesidades de la misma índole. Que se apropian de espacios públicos sin miramientos y con la protección que les da la investidura que poseen. Celebro la renuncia de Korenfeld, los ciudadanos no pagamos impuestos para que funcionarios hagan uso de recursos pagados con esos impuestos para beneficio personal o para fines totalmente ajenos a los que se supone deben dirigirse. Pero estamos en México, en donde esta práctica es tan común que no hacerlo significa ser un bicho raro en peligro de extinción.