miércoles, 14 de enero de 2015

EL PROBLEMA DEL PETRÓLEO

Como en toda guerra, existen ganadores y perdedores, la actual caída de los precios del crudo cuya referencia es establecida por el llamado crudo WTI de Texas y el Brent o crudo del mar del norte ha generado una estela de beneficiados y perjudicados por la actual debilidad del barril de crudo. Desde luego que son los grandes productores como los miembros de la OPEP tanto en Oriente Medio, África y América, los que han comenzado a sufrir pérdidas en sus ingresos lo que sin  duda aumentará sus déficits públicos, no obstante, países consumidores son quienes se benefician de manera directa al disminuir los precios y con ello encontrar ahorro en sus gastos relativos a este producto.
Sin embargo, no es sobre los ganadores y perdedores en esta guerra que tiene orígenes e intenciones manipuladas y con objetivos demasiado específicos sobre lo que ocupa esta columna, sino el impacto que esta volatilidad de precios del crudo tiene directamente en nuestro país. Desde luego que un principio la franja fronteriza de nuestro país se beneficia directamente de precios bajos, pues los consumidores miran con emoción como el litro ha bajado más de la mitad del precio regular y que de seguir la tendencia a la baja, el resto de los consumidores de México se verán beneficiados. El problema para nuestro país va en doble sentido, pues para nadie es un secreto que el gasto gubernamental de cada año se encuentra empapado de dinero proveniente de ingresos petroleros, por ello, al bajar los precios, nuestro gobierno tiene solo dos opciones: recorte de gasto público o endeudamiento, y ciertamente los dos son perniciosos, pues un recorte al gasto significa posible disminución a becas, apoyos sociales, inversión en obras publicas, etc., y ello genera estancamiento o cero crecimiento económico, el endeudamiento por su parte nos hace incrementar la deuda pública y por consiguiente prolongar el pago de la misma con los debidos intereses derivados de más y más préstamos que el gobierno necesita para cumplir compromisos presupuestarios.
Finalmente, el otro problema está relacionado con la reforma energética, pues la misma se supone abriría la industria de extracción a particulares, mismos que en el actual escenario de precios bajos, difícilmente harán inversiones en este rubro al estar los márgenes de ganancia tan exiguos y en ese sentido, la reforma simplemente no despegara como se ha prometido.
En apariencia, la baja de los precios nos vuelve felices a los conductores, pero a la larga, el perjuicio será exponencialmente más dañino y con efectos a largo plazo y terminaremos pagando (hasta las personas que no poseen vehículo) lo que nos ahorramos y con altos intereses.