jueves, 2 de octubre de 2014

DOS DE OCTUBRE: YA SE OLVIDÒ

Es simplemente una fecha icónica, llena de significado y con un mensaje tan claro, pero a la vez tan tenue que muchos ya lo han olvidado y muchos más ni siquiera saben que existió. Los mártires del 68 fueron jóvenes preparatorianos valientes que simplemente decidieron manifestarse ante un gobierno que con su “Disolución Social” no permitía cuestionamiento alguno a su proceder, eran tiempos en que PIPSA dominaba y controlaba todo lo que se decía en la prensa.
El gobierno de ese entonces, encabezado por Gustavo Díaz Ordaz, preparaba la logística para albergar los juegos olímpicos de ese año. Ante tal suceso, se difundió el rumor de que los Tarahumaras fallecían de hambre y por lo tanto era intolerable que el gobierno dejara morir a los indígenas a la vez que gastaba millones y millones en la preparación de los juegos olímpicos. Ese fue el simple motivo que hizo que jóvenes empáticos con la desgracia de los demás saliera a manifestarse en contra de tal felonía.  La respuesta del gobierno fue contundente, pues ¡cómo iba a ser posible que un grupo de muchachos pusieran en entredicho la autoridad del gobierno que estaba bajo la mirada del mundo entero por el evento que se estaba organizando! La masacre se perpetró, y aunque existen varias teorías de lo que sucedió, entre las que destaca una burda teoría de que hubo falta de coordinación entre agencias de seguridad y por ello se dio la masacre. Algunos afirman que el ejército se vio sorprendido, y ciertamente así fue, pues lo que en verdad sucedió fue que el gobierno envió al ejército para labores de seguridad y contención, pero con la idea de generar una confrontación, y para ello envió al mismo tiempo  a integrantes de élite del Estado Mayor Presidencial (EMP), llamados “Batallón Olimpia”, quienes se identificarían con un guante blanco y quienes abrirían fuego contra el ejército para provocar el fuego cruzado y provocar las víctimas del 68.
Lejos de las implicaciones históricas de ese momento, lo que me parece cuestionable en la actualidad es la pasividad con la que los jóvenes de hoy se caracterizan. Pues guardadas todas las proporciones, previo a la inauguración de la estela de luz, en el sexenio pasado, para conmemorar el centenario de la Revolución y bicentenario de la Independencia, dicha obra cotizada en 100 millones de pesos terminó costando más de mil millones y con disfuncionalidad a la hora de su encendido. De manera coincidente, apareció en los medios una nota en donde se informaba sobre la paupérrima situación de los indígenas Tarahumaras. Sin embargo, ante tal noticia y el despilfarro de la estela de  luz, ningún estudiante realizó un solo acto de inconformidad, mucho menos estudiantes de preparatoria. Ello nos demuestra la apatía, la falta de interés y el conformismo que caracteriza a los jóvenes de hoy perdidos en nimiedades en las redes sociales. El dos de Octubre debe ser una fecha no que incite a la violencia, sino que incite a los jóvenes de hoy a ser mas críticos, propositivos, pero sobre todo empáticos con sus semejantes, pues es la solidaridad un valor nodal de toda Democracia. Por ello, dos de Octubre no debe ser nunca olvidado.