No, de ninguna manera, el vencedor de los pasados comicios electorales para
renovar nuestro desprestigiado congreso local no fue el PRI, solo los ilusos o
poco conocedores cantarán una pingüe victoria que realmente debe darle
vergüenza no solo a los ganadores, sino a toda la sociedad en general. El
verdadero ganador de los pasados comicios del seis de Julio fue sin duda el
abstencionismo.
Y es que un 39% de participación ciudadana en términos generales solo
denotan vergüenza y fracaso tanto de los partidos y sus paupérrimas ofertas políticas,
así como la ineficiencia y diletancia de la autoridad electoral, en este caso
el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, generando con ello dos
crisis terribles, la primera de legitimidad y la segunda de déficit cívico.
Para el caso del primer aspecto, un ejemplo es suficiente para ilustrar la
magnitud del problema; y es que tan solo en el caso del distrito XIV, en donde
resultó ganadora Carolina Morales, la priísta obtuvo una votación de 20,441
votos de un total de 45.026 sufragios emitidos. Por lo tanto, la candidata
obtuvo la victoria con el 45% de la votación, o en términos más sencillos, sólo
cuatro de cada diez ciudadanos votaron por la susodicha, de ello podemos
deducir que los restantes seis ni la apoyan, ni mucho menos se sienten
representados por la exalcaldesa. Ello provoca que a la mayoría de los
ciudadanos no les interese el desempeño de la ganadora lo que trae como
resultado que no se vigile su desempeño como legisladora y trabaje de la manera
que a ella le plazca. Pues no tiene legitimidad para realizar su trabajo al no
contar con el apoyo del 60% de los ciudadanos de su distrito.
Para el segundo caso, y que resulta ser el más pernicioso de los dos,
existe un claro y único responsable: El IEPCC., pues en su nombre lleva su
estigma: Participación Ciudadana, y es que a dicho instituto le ha quedado muy
grande esa responsabilidad, a grado tal que festejan mediocres participaciones
que pasan ligeramente el 50%, habrá que ver como justifican esta tragedia de
abstencionismo. Y es que el IPECC ha confundido su misión con el simple hecho
de organizar elecciones y su impulso a la participación se ha limitado
exclusivamente a firmar convenios con universidades y cámaras empresariales,
pues sus consejeros no entienden ni imaginan las implicaciones de la
participación ciudadana. Ese es el problema de volver vitalicios sus cargos,
afortunadamente con la creación del INE, sus cargos no serán más propiedad
privada y se ofertarán a quienes demuestren conocimientos en este importante y
nodal tema social.
Definitivamente, el gran vencedor fue el abstencionismo, y ese solo denota
hartazgo ciudadano, apatía cívica que lamentablemente nos perjudica a toda la
sociedad en general, pues sin ciudadanos participativos, inquisitivos y
vigilantes del quehacer gubernamental, solo nos resta esperar más y más de lo
mismo: Un congreso enfermo de abulia y subdesarrollo político económico y
social.