jueves, 3 de julio de 2014

EJERCIENDO EL VOTO

Ciertamente los procesos electorales en nuestro país se han vuelto tan comunes y los políticos tan ineficientes que han llegado a hartar a un buen cumulo de ciudadanos que cada vez se sienten más decepcionados de la política y la llamada “cosa pública” para ello los estudios de opinión demuestran fehacientemente tal aseveración, pues encuestas como ENCUP y Latinobarómetro son muestras fidedignas de tal descontento social. Aunado a eso, las elecciones son desgastantes, pues acabamos de salir, al menos en Coahuila, de elecciones para alcaldes, anteriormente elecciones presidenciales y ahora elecciones locales para renovar nuestro congreso  enfermo de abulia. Sin soslayar el tremendo despilfarro de dinero que gastan dichos institutos políticos en contraste con un país con la mitad de sus ciudadanos viviendo en la pobreza. Por eso mismo el actual proceso en Coahuila resulta poco atractivo para los votantes que tendrán que elegir diputados este próximo domingo seis de Julio. Y es que también, al menos en nuestra entidad, son 13 partidos políticos que la mayoría de ellos solo existen para sangrar al erario y su presencia obedece a la laxitud del sistema electoral local que facilita la formación de estos institutos, como si el número de partidos fuera condición para la Democracia. Sin embargo, el ejercicio del voto debe ser más que una obligación un compromiso ciudadano y se puede ver desde dos perspectivas. La primera, es la económica, pues el gasto de los partidos para este proceso de elección de diputados es de la cantidad de 93.8 millones de pesos, de un total de 291 millones 620 mil 410 pesos que ejercerá el IEPC este año y del cual más de la mitad se destina a sueldos de sus trabajadores. Si dividimos tal ofensiva cantidad de dinero, entre los votantes coahuilenses (1, 644,196), tenemos que cada voto nos cuesta 177 a todos los coahuilenses en listado nominal. En ese sentido, debemos hacer que dicho gasto no sea en balde y ejercer nuestro voto por el candidato que nos parezca más competente o por el menos ineficiente según sea el caso, o, finalmente, tachar la boleta anulando el voto, a final de cuentas esa tendencia es también una forma democrática de expresión, pues si los candidatos son todos exiguos en sus propuestas existe la opción de mostrar que nadie es merecedor del voto y se anula la misma.
Finalmente, la segunda perspectiva tiene que ver con las virtudes cívicas que debemos poseer como ciudadanos, pues gran parte de los problemas sociales en la actualidad no son resueltos por las autoridades porque no existen ciudadanos que les exijan el cumplimiento de sus responsabilidades, el caso de dos diputados sobre los que he comentado en otras ocasiones: María Guadalupe Rodríguez y Francisco Rodríguez, actuales legisladores con gris desempeño, no son reconvenidos por ciudadanos, pues la apatía es un mal de nuestra sociedad que sin duda debe ser derrotado con participación y compromiso social.
Definitivamente, este próximo domingo la participación debe ser una realidad, pero el seguimiento a los ganadores debe ser una obligación ciudadana, se trata no solo de ejercer el sufragio, sino de cogobernar, pues como bien lo mencionara Arthur C. Clarke: “La tarea de gobernar es tan difícil y complicada, que por ello no debemos dejársela solo al gobierno”.