Se escucha el rumor y corre a gran
velocidad: unos payasos, monjas y enfermeras, pero particularmente payasos,
están secuestrando niños para extraerles los órganos y abandonar los cadáveres
en ciertos lugares. La noticia ha causado pánico en diversas ciudades de los
Estados de Coahuila y Durango y las redes sociales se han encargado de
maximizar el rumor a todas luces infundado y que va en detrimento de las
personas que se dedican al negocio del entretenimiento para niños.
El tema del tráfico de órganos no es
un tema nuevo, sin embargo es mal entendido y poco contextualizado y
marcadamente orientado a la generación de pánico e histeria colectiva en una
sociedad muy acostumbrada a los rumores y no a la comprobación y análisis de
información. Y es que el mismo concepto es erróneo, pues hay un mundo de
diferencia entre el “tráfico de órganos” y “el robo de órganos”, pues el primero
tiene que ver con que cualquier persona acceda a vender cualquiera de sus
órganos en una negociación consciente pero no legal. Mientras que el robo es,
ciertamente, despojar a alguien por la fuerza de sus órganos. Para el primer
caso, según Organs Watch, cada año se venden ilegalmente entre 15000 y 20000
riñones en todo el mundo, siendo este órgano la “estrella” del tráfico.
En México, no es la primera vez que
el tema genera histeria, pues hace exactamente 20 años el tema era algo
alarmante en nuestro país, y según datos de Elena Pérez Duarte, investigadora
de la UNAM, quien investigó dichos casos: las notas publicadas por la prensa
señalaban a una persona que después conocía al conocido del conocido que sufrió
robo de órganos, y después de un rastreo “hormiga”, el rastro simplemente
desaparecía, comprobando con ello el mito de dichas felonías.
Y es que, ciertamente, el simple
hecho de la operación quirúrgica para extraer un órgano resulta ser muy
complicada, pues existe un protocolo médico que resulta ser muy difícil de
efectuarse en condiciones no aptas para dicha operación, lo cual refuerza
sustancialmente la tesis del mito.
Augusto Comte, padre del
positivismo, afirmaba que una sociedad se define por el grado de desarrollo
intelectual alcanzado, lamentablemente, en lo personal escuche a personas
asegurar lo aducido por algunos diarios sobre el robo de infantes por payasos,
por lo que la tesis de Comte me hace entender los motivos del por qué somos una
sociedad subdesarrollada, que se deja llevar por rumores, por atavismos, por
leyendas urbanas, poco capaz de entender las implicaciones reales de cualquier
noticia, que estigmatiza inmediatamente a los payasos, que no analizan, en fin,
una sociedad contraria a la tesis de Augusto Comte. No se trata de ser
indiferentes a cualquier noticia, se trata de aplicar un poco de sentido común
aunado a la consulta de fuentes oficiales y contar con un poco de información
para saber discernir sobre los rumores de los hechos reales.