Cada vez que un presunto delincuente o criminal hasta hace poco, era
detenido, inmediatamente se le presentaba ante los medios de comunicación
generalmente rodeado de elementos de seguridad y al frente del sospechoso una
mesa con todos los efectos personales que se le decomisaron durante su
detención.
Este tipo de presentaciones, a todas luces ilegales, han sido ya eliminadas
por el actual gobierno federal, no por el hecho de no ser apropiadas ni por la
apología hacia la delincuencia que algunos mencionaban se hacía cada vez que
los detenidos eran presentados frente a un jugoso botín, sino porque las mismas
presentaciones eran a todas luces ilegales. Pues violentaban sistemáticamente artículos
constitucionales tales como el 13, 14, 16, 17, 19, 20 y 21 constitucionales, es
decir, desde la presunción de la inocencia, hasta la defensa adecuada de los
inculpados.
Sin embargo, el aspecto más delicado de dichas presentaciones es la violación
de los derechos humanos y el terrible daño moral de algunos “presentados” que
posteriormente resultaron ser inocentes. Lo cual genera un daño irreparable en
los indiciados por la urgente necesidad de la autoridad de ofrecer resultados
en el combate a la inseguridad. Pues bien, guardadas todas las proporciones, el
fin de semana me toco ser testigo de cómo la policía municipal de Allende,
Coahuila, detuvo a algunos jóvenes que al parecer ingerían bebidas alcohólicas
y algunos que estaban en dicho lugar, pero que no ingerían bebida alguna. Luego
de la detención, una de las madres de los detenidos siguió el convoy de la
policía municipal por varias calles de la colonia donde se realizó la detención
como si fuera parte de dicho operativo, desde luego que el motivo era seguir a
su hijo hasta que la policía terminara su recorrido y trasladara a los
detenidos hasta la ergástula municipal.
Aquí es donde surgen varios cuestionamientos, el primero tiene que ver con
el caso de la exhibición de la cual son parte los jóvenes al ser paseados por
horas por la policía municipal y el impacto en la imagen de los jóvenes derivado
de dicha exhibición por varias colonias de dicho municipio. Situación que en lo
personal me parece absurda, pues a reserva de que sean o no culpables, no son
indiciados por un delitos, sino por una simple falta administrativa que termina
en una “presentación” sin que medien alegatos tanto familiares como personales
sobre la situación de la detención. El otro detalle y que me parece un abuso de
autoridad, es parte de la misma exhibición, pues no se remite inmediatamente a
los detenidos a los separos municipales, sino que se les pasea por la ciudad
sin importar que los padres sigan el convoy policial durante minutos u horas
hasta que los policías consideren que la humillación de los detenidos ha sido ya
suficiente en una clara violación a los derechos humanos de los detenidos
quienes son paseados bajo la inclemencia del sol, esposados, vejados y
exhibidos por simples faltas administrativas. Me parece que algo de prudencia y
profesionalismo similar a la no exhibición de detenidos en el fuero federal no
caería mal en la “honorable” policía de Allende y de los demás municipios
coahuilenses que hacen de esta práctica un lugar común en un claro abuso de
autoridad y de conculcación de derechos humanos.