miércoles, 19 de marzo de 2014

LIBERALISMO

Ni la Independencia de México ni mucho menos nuestra inacabada Revolución, pudieron transformar a México tal como lo hizo Benito Juárez García con su resistencia, su temple y su inmensa valía con la que enfrento al inmenso poder de la Iglesia en el siglo XIX. Y es que en el marco de su natalicio número 208, los mexicanos han olvidado o comprendido muy poco la importancia del oaxaqueño en la formación y consolidación del Estado mexicano y en la supervivencia de nuestra república.
La independencia de nuestro país no eliminó en lo absoluto las desigualdades sociales provocadas en gran parte por el clero por así convenir a sus intereses, ni mucho menos la Revolución que sólo maquillo la dictadura con una supuesta alternancia sexenal que el maestro Vargas Llosa denominó como la “dictadura perfecta”.
Por el contrario, aunque Juárez no fue el autor intelectual de las leyes de reforma, pues ese mérito pertenece al Dr. Valentín Gómez Farías, ciertamente si fue el impulsor, precursor y defensor incansable de la aplicación de las mismas a pesar de la oposición de la Iglesia por ver afectados sus intereses económicos, sin embargo Juárez afirmaba categóricamente que “condición ineludible para la supervivencia del Estado, es la separación de éste y de la Iglesia”.
Y dentro de sus frases más importantes, se encuentra aquella relativa al respeto al derecho ajeno, pues esto significa la paz, y en ese sentido, Juárez fue un serio impulsor del Liberalismo, aquel que simplemente significa libertad. Libertad de cada una de las personas a escoger la vida que desee, a tomar las decisiones que más les convengan, siempre y cuando no afecten los derechos de los demás, y en ese sentido Juárez era un convencido de la igualdad de todos los ciudadanos y el acceso de todos a los mismos derechos, y en ese tenor es que las actuales libertades de todas las personas y sus derechos deben ser respetados: Derecho de los homosexuales a contraer matrimonio y a que adopten infantes, derecho de las personas a elegir si consumen drogas o no, derecho a profesar las creencias religiosas y políticas que más les convengan sin el señalamiento de aquellos puritanos que olvidan las ideas de Juárez y que en un claro retroceso democrático y en una visión anacrónica e inveterada cuestionan las libertades y derechos a las que todos debemos tener acceso sin importar la condición sexual, económica y política.
En el aniversario de su natalicio, me parece que debemos hacer honor a la memoria de un hombre que enfrento y derroto al poder de la iglesia, al poder de los conservadores e introdujo a México en el camino de la modernidad y el liberalismo. Y en ese sentido avanzar por dicha senda respetando siempre el derecho ajeno para así, de esa forma, acceder a la paz social; esa que perdimos desde aquel fatídico 18 de Julio de 1872, fecha en muere el Benemérito de las Américas. ¡Viva Juárez y viva el liberalismo!