En ocasiones pareciera que el requisito para ocupar un cargo de elección
popular es tener antecedentes deplorables, pecar de diletantes o simplemente
ser iletrados para poder acceder a dichos puestos representativos. Pues
resultan lamentables o seriamente cuestionables los antecedentes de algunos
políticos que tratan de no vivir en el error, en sintonía con aquella
inveterada frase del “Tlacuache” Garizurieta de “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”. Tal es el caso
de la actual precandidata priísta por el distrito XIV, Carolina Morales
Iribarren, quien tiene la intención de ocupar una curul en el congreso de
nuestro Estado.
Con una estéril frase que reza: “Con
experiencia y sin grilla”, la susodicha trata de ganarse las simpatías que
le permitan evitar vivir en el error, pues previamente ha sido alcaldesa de
Sabinas y funcionaria de turismo en la región carbonífera, cargos que, al menos
en el caso de la alcaldía, generó una serie de escándalos derivados de ciertas
irregularidades en su administración señaladas en su momento por la Auditoria
Superior del Estado, tales como:
Desviaciones de fondos por 18 millones de pesos, facturas apócrifas,
fondos etiquetados y reorientados para gasto corriente, renta de maquinaria
fantasma, tráfico de cheques, pago de combustible sin comprobación por más de
medio millón de pesos y erogación de miles de millones de pesos en obras
inexistentes.
Así como la aparente violación de la ley de adquisiciones en la compra de
maquinaria y vehículos. Todo ello, sin embargo, le fue premiado con un cargo en
la Secretaria de Turismo con una atractiva subsecretaría para atender dicho
rubro en la región carbonífera y de los cinco manantiales. Con esas cartas, la
ex alcaldesa busca una diputación para seguir trabajando en pro de los
coahuilenses de la región en mención.
Ante ello, el PRI nuevamente apuesta a la falta de memoria y poca
información de la mayoría de los ciudadanos, quienes por costumbre votan por el
partido y no por los candidatos, pues en una aparente institucionalidad
partidista se deja de lado el tema referente a la trayectoria de los
candidatos, misma que en cierto modo definirá el quehacer del político una vez
electo. Y para muestra el caso de la actual legisladora priísta de la región,
María Guadalupe Rodríguez Hernández, cuyo desempeño, según la página del congreso,
fue menos que mediocre al no presentar una sola iniciativa dentro de sus
respectivas comisiones.
Y en esa misma línea, resulta lamentable que el PRI postule a candidatos
con serios antecedentes, cuando de por sí, se encuentra en una crisis de
legitimidad que amenaza con propinarle severas derrotas en la próxima contienda
electoral, nada que no se ganen a pulso
con la presentación de candidatos exiguos en una aparente y patética simulación
de unidad en torno a candidatos seriamente cuestionables.