jueves, 12 de diciembre de 2013

MULTAR LA HOMOFOBIA

Es sin duda una excelente noticia, pues en un país con claros visos de retroceso en muchos aspectos, la homofobia resulta ser un atentado contra una sociedad que busca  desde sus albores como nación, el camino del liberalismo en todos los sentidos.
La decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) estableció que palabras como “puñal” o “maricón”, son formas denigrantes y discriminatorias en contra de homosexuales, y a quienes las usen en algún medio de comunicación podrán ser sancionados legalmente. Y el señalar además que dichos conceptos no están incluidos dentro de los derechos a la libertad de expresión es sin duda un gran avance en la materia. Y es que el trasfondo es mucho más trascendente, pues se trata de atacar el tema de la discriminación en el más amplio sentido genérico del concepto. Pues tradicionalmente la cuestión de discriminación ha sido utilizada de manera coloquial en temas referentes a la equidad de género, al estatus social, pero escasamente en temas referentes a las preferencias sexuales.
Y el tema sale a colación, precisamente por las notas relacionadas con este tema en el que se muestran escenarios lamentables de países que en un claro retroceso democrático, penalizan gravemente este tipo de relaciones. Por ejemplo en Irán el castigo para los homosexuales son latigazos en público, mientras que en Bangladesh es cadena perpetua este tipo de relaciones, no obstante, el extremismo es ostensible en países como Arabia Saudita, Mauritania y Yemen en donde la pena capital es el castigo para las relaciones homosexuales. Ciertamente estamos muy lejos de ese tipo de escenarios, no obstante, mal de muchos no es consuelo de nadie y la discriminación en mayor o menor medida no deja de ser un tema denigrante para cualquier sociedad y un atentado contra la democracia y la pluralidad.
Si bien en México ha habido avances en la materia, el camino aún es largo y lleno de reticencias, obstáculos y atavismos religiosos y moralistas que sin duda se oponen a la homosexualidad, pero que sin duda deben ser abatidos en aras de la existencia de una sociedad liberal, incluyente, democrática y con respeto a las minorías, y sin duda este tipo de condenas a palabras que resultan ser ofensivas y lacerantes es un gran triunfo en el camino correcto del imperio de la legalidad. Y es que en lo personal, me parece que el respeto a las preferencias de cualquier tipo deben ser protegidas por el Estado, pues cada persona sobre su cuerpo y decisiones es absolutamente soberana y el resto de los ciudadanos debemos de respetar la soberanía de los demás, pues como bien lo dijera Benito Juárez tan acertadamente: “[…] El respeto al derecho ajeno es la paz”

Sin duda un paso más que merece el reconocimiento apropiado por tratarse de un tema nodal: la lucha contra la discriminación.