Siempre he sido un promotor de la participación ciudadana, pues soy un
convencido de aquella máxima que un día estableciera Arthur C. Clarke: “La
tarea de gobernar es tan difícil y complicada, que por ello no debemos
dejársela sólo al gobierno”.
Pues bien, también soy un convencido, de que existen pocos organismos de la
sociedad civil que se dediquen a co-gobernar o a coadyuvar en la resolución de
problemas de índole social. Y en ese sentido, estoy más que cierto que el
camino menos indicado para tan loable labor es el sendero de la política. Pues la existencia de un presupuesto y la
dependencia del mismo para poder subsistir como Partido Político desvirtúa las
buenas intenciones y las supedita a negociaciones muchas veces alejadas de
ideales y principios pragmáticos trasladando dichas lucha a la llamada guerra
de facciones.
Y es el caso de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) en
Coahuila, de quienes es ya sabido por propios y extraños, está buscando el registro
como Partido Político en nuestra entidad, cosa que, inexorablemente, sucederá
en detrimento tanto del erario público como de su supuesto compromiso con los
trabajadores agrícolas.
Y es que no es necesario profundizar en el tema agrario para enterarnos de la gravedad de
dicho rubro en nuestra entidad, pues los campesino son vistos desde dos
perspectivas, la primera es desde la clase baja, cosa que no le interesa ni al
gobierno ni a la UNTA, y desde la perspectiva del gobierno; los cuales son
llamados pequeños propietarios. Es decir, los campesinos son vistos desde dos
enfoques, por ello los grandes apoyos al agro como por ejemplo el subsidio al
diesel resultan ser una burla para los verdaderos campesinos, como si todos
ellos tuvieran tractores, maquinas que, cabe mencionar, sólo poseen los
pequeños propietarios y quienes realmente se benefician con dicho subsidio.
Pues bien, conozco personalmente a varios campesinos, quienes poseen
pequeñas parcelas de tierra y quienes viven en la miseria sangrados por los
coyotes y olvidados por el gobierno y con total desconocimiento de la llamada
UNTA. Y para quienes los apoyos como el PROCAMPO, son un simple paliativo
coyuntural que no les sirve absolutamente para nada. Además, en lo personal, no
conozco alguna investigación sobre la situación del campo y sus posibles
soluciones por parte de la UNTA en nuestra entidad, ni mucho menos alguna
propuesta tendiente a sacar de la miseria a miles de campesinos que no poseen
más que sus cultivos temporales y subvaluados gracias al coyotaje.
Pero eso sí, su trabajo político es intenso, a grado tal que están a punto
de ingresar al sistema de partidos en nuestra entidad para disfrutar de las
privilegios, canonjías, emolumentos y prebendas que otorga el erario a grupos
que han sabido lucrar con las necesidades de fracciones de la sociedad,
desvirtuando por completo lo que en un principio debieron ser una sarta de
buenas intenciones.