No es, de ninguna manera, una reforma hacendaria, es una reforma netamente
fiscal con objetivos eminentemente recaudatorios. Se pensó en recaudación, en
asistencialismo, pero nunca en productividad y despegue económico. Justamente
revisaba en clase con alumnos dos temas importantes: El combate a la pobreza y
el seguro de desempleo en nuestro país. La conclusión no puede ser otra que
dinero tirado a la basura, pues a la larga el gasto será más exponencial y los resultados
serán los mismos de siempre. Ya lo he señalado en otra de mis columnas, los
programas de asistencia social como “Oportunidades”, a lo largo de sus 16 años
de vida no han disminuido la pobreza en nuestro país, al contrario, la han
incrementado, pues actualmente en México, existen
53.3 millones de personas que viven en situación de pobreza, lo que significa
un aumento de medio millón a los 52.8 millones de personas que en el 2010 se
encontraban en esta condición. Mientras que para el caso de la denominada
pobreza extrema, en la actualidad se estima que hay 11.5 millones de personas
que viven en ésta condición y gran
parte de esa pobreza está directamente relacionada con la falta de empleo,
ahora bien, si los desempleados, algunos de ellos que simplemente no quieren
trabajar, se les empieza a subsidiar con un seguro para que se les pague
mientras consiguen empleo, ello significa que los que si trabajamos y además
somos cautivos del sistema tributario tendremos que cargar con un lastre más
que mantendrá a algunos en un esquema de comodidad sabedores de que el gobierno
les estará pagando por no trabajar, y este escenario es totalmente improductivo
en momentos en que son imprescindibles altos niveles de productividad y
competitividad para disparar el crecimiento y desarrollo de nuestra economía. Y
para ello a los cautivos de siempre nos aumentarán el ISR, las croquetas de los
perros y un aumento a las bebidas azucaradas, con el supuesto objetivo de
combatir la obesidad, no obstante, las bebidas como el refresco son
responsables tan sólo de un 5% del aumento de la obesidad. Las pizzas,
hamburguesas, tacos, quesadillas y demás antojitos son los responsables de gran
parte de la obesidad, si el objetivo es combatir dicho flagelo, que se graven
entonces también a todas las fritangas.
Finalmente, lo que me parece peligroso, es el gasto público deficitario del
1.5% del PIB, pues sencillamente significa más deuda pública, si bien fue
cierta aquella frase de Echeverría de “Gastar para Crecer”, cuando el
endeudamiento se utiliza en asistencialismo es sencillamente dinero tirado a la
basura, caso contrario que se utilizara para promover las inversiones en infraestructura,
capacitación laboral y promoción económica el resultado sería distinto, no
obstante, ese no parece ser el objetivo del gobierno, pues han anunciado una
reforma hacendaria eminentemente social, es decir, asistencial. Y ni hablar de
la intención de la homologación del IVA en 16% en la frontera norte, lo que
significará, sencillamente, la quiebra de muchas empresas y negocios que no
pueden competir contra los precios estadounidenses. Definitivamente, la reforma
se quedo corta, no pasará de ser una reformita que, por cierto, espera recaudar
anualmente 239,700
millones de pesos adicionales del alza de impuestos, será, sin duda, dinero mal
gastado, como siempre.