jueves, 18 de abril de 2013

SIMULACIÓN


Una de las características clásicas de nuestro sistema legal mexicano está ligada inexorablemente a conceptos tan peyorativos como lo son: diletancia, simulación, vacuidad, deficiencia, etc., etc. Y es que la mayor parte de las leyes en México son de carácter ornamental y la mayoría de los casos se confeccionan con la simple intención de cumplir con formalidades y exigencias para acceder a reconocimientos o recursos.
Tal es el caso de las leyes de participación ciudadana, pues nada más para empezar, en el Estado de Coahuila, se confeccionó desde el gobierno de Enrique Martínez la llamada Ley de Participación Ciudadana; la cual contempla figuras jurídicas relativas a  la inclusión ciudadana en las cuestiones gubernamentales.
Iniciativa ciudadana, referéndum, plebiscito son dispositivos que se mencionan en dicha ley, así como los llamados consejos ciudadanos de participación. Dicha ley siempre fue letra muerta hasta el gobierno que actualmente encabeza Rubén Moreira, pues si bien cierto el gobernador ha exigido a los municipios poner en marcha los consejos ciudadanos, éstos se han conformado ya, pero nada más en la teoría, pues en la práctica no han funcionado. Tal es el caso del municipio de Allende, Coahuila, que recién conformo el órgano de participación ciudadana, de la cual me honraron con la presidencia, no obstante, la simulación y el cumplimiento de formalidades han sido el único objetivo de éste órgano cívico recién conformado.
No se ha citado para ninguna reunión, el acta de conformación sólo se elaboró para cumplir con requisitos del gobierno estatal, y de paso el mismo gobierno del Estado no revisa que se cumpla realmente lo estipulado en la ley de participación ciudadana. El objetivo de los consejos de participación ciudadana es sencillo: Se reúnen los ciudadanos para darle el visto bueno a la ley de ingresos y egresos de los municipios, evalúan el desempeño del cabildo, dan el visto bueno o rechazo a las iniciativas que en ese recinto se intentan aprobar, se evalúa el trabajo de cada dependencia municipal, se da un seguimiento puntual a los recursos que ingresan y que egresan en el ayuntamiento, se presentan iniciativas para que el cabildo las analice y en su caso las someta a votación, es decir, se co-gobierna, pero sin sueldo.
Quizá tanto involucramiento ciudadano pudiera afectar intereses o malos manejos, por ello la reticencia a ponerlos realmente en marcha, por ello el IEPC no asume realmente su papel de garante de dicha ley, pues es mas cómodo organizar elecciones y punto y con ello afirmar que en Coahuila la participación ciudadana es digna de presunción.
Hace falta dejar de lado la simulación y echar a andar los mecanismos de inclusión ciudadana para que la gobernanza sea ya una realidad. Hace falta que el IEPC y gobierno estatal se pongan a trabajar y obliguen a los municipios a entrar en la modernidad, pues todas las sociedades desarrolladas tienen este mote precisamente por haberse tomado en serio los preceptos de la participación ciudadana.