“Para morir nací", y en su epitafio desea que se escriba: “Aquí yace una guerrera” [sic]; con esas palabras casi proféticas la
lideresa vitalicia del SNTE lanzaba su último reto al gobierno y a los poderes
constituyentes al desafiar la inminente aprobación de la reforma educativa.
Y tan proféticas fueron que se materializaron en su detención en el Estado
de México acusada de “desvío sistemático de recursos” y con ello,
inexorablemente, su muerte simbólica
como lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Poco importa realmente hablar de las cantidades desviadas, pues me parece
que las cantidades presentadas por el Fiscal, Murillo Karam, se quedan cortas
ante la terrible rapiña de la Gordillo y muchos de sus secuaces.
Cirugías estéticas, compra de casas lujosas, compra en tiendas
departamentales de lujo, son algunos de los destinos del dinero supuestamente
desviado y todo eso sin mencionar sus viajes a África en donde pagaba para que
sacrificaran leones para ser bañada con sus sangre y así regresar con poderosos
hechizos que le permitieran seguir siendo la perniciosa e intocable lideresa
vitalicia. Ninguno de sus excesos resultaban sorprendentes, verdaderamente,
para el grueso de la sociedad mexicana, lo que resultaba sorprendente era la
tolerancia de los propios maestros quienes siempre le otorgaban contundentes
victorias en los comicios internos magisteriales. A grado tal que la nombraron
líder vitalicia del sindicato más grande de Latinoamérica.
Aunque se escuche grotesco, la figura de Gordillo representaba el último
obstáculo a vencer por parte del gobierno para extender en su totalidad la
reforma educativa, aún y a pesar de las protestas de maestros que desconocen en
su totalidad la esencia de la reforma y que se manifestaban por el solo hecho
de cumplir órdenes sindicales. En ese sentido, dicho obstáculo debía ser
eliminado y para ello el gobierno ideó, preparó y ejecutó una excelente
maniobra de la cual, me parece, la
maestra no saldrá bien librada.
Quizá lo único lamentable es que los políticos y líderes saquean, roban,
sustraen y pisotean a los ciudadanos de este país con total impunidad y no es
sino hasta cuando al mismo gobierno le molestan algunos de estos adefesios o se
interponen en sus objetivos, es cuando realmente se disponen a impartir
justicia, porque es una lástima que tuvieron que pasar más de 20 años, desde
que Carlos Salinas la impusiera al frente del SNTE, para que el gobierno se
diera cuenta de sus felonías, se pusiera a investigar y actuara en
consecuencia.