viernes, 4 de enero de 2013

PERNICIOSOS SUBSIDIOS


Definitivamente soy consciente de lo impopular que resulta ser enemigo de los subsidios, pues generalmente una parte de la sociedad, aunque sea mínima, hace uso de los mismos y tratándose, pues, de privilegios, siempre resultan ser éstos intocables.
Nunca me ha parecido sano, desde el punto de vista de las finanzas públicas, un gobierno que subsidia energéticos como el caso de la gasolina, pues la misma es usada por propietarios de vehículos que según datos del INEGI, no suman más del 42% de los mexicanos en su totalidad, es decir, no me parece que se apoye con dinero gubernamental que bien puede ser destinado a otro tipo de necesidades más genéricas a que se apoye a tenedores de vehículos que hasta la fecha no suponen ser una mayoría, ya que mayormente los mexicanos no poseen vehículo particular.
Por ello celebro el aumento constante de las gasolinas, pues no se debe privilegiar a los ya privilegiados que poseen vehículo propio, así mismo, el aumento de los precios provoca que se usen menos los vehículos y se opte por el uso de transportes colectivos con lo que se reduce la contaminación derivada del uso de automóviles.
En vista de ello, si no me parece correcto el subsidio gubernamental a particulares, mucho menos cuando se trata de subsidiar a ámbitos de gobierno. Tal cual resulta ser el caso de la reciente donación de combustible por parte de PEMEX al municipio de Nava, Coahuila. Para empezar, PEMEX se encuentra desde hace tiempo en números rojos debido los agresivos impuestos que le cobra la SHCP. Así mismo, un municipio como el de Nava, en el que hasta los fines de semana se observan las camionetas oficiales en circulación sin motivo laboral aparente, gastando el combustible de manera indiscriminada, y de paso entregarle combustible para que disponga de él, es darle todavía un cheque en blanco a un municipio que en sus memorias históricas más recientes se escucha la palabra despilfarro.
Para ello el municipio cuenta constitucionalmente con su hacienda propia, para hacerse de recursos y gastarlos con base en una planeación presupuestal previamente elaborada, aunado a esto las participaciones federales y estatales que recibe cada municipio, por ello me parece absurdo y hasta una necedad que PEMEX entregue su producto a sabiendas de la crisis interna que sufre en una clara muestra de paternalismo que se supone estaba siendo erradicado. En todo caso y en la peor de las situaciones, es preferible que PEMEX regale el combustible a particulares como premio al consumo a que lo usen servidores y funcionarios que poco sirven y funcionan. Aunque ninguna de las opciones es, financieramente hablando, correcta.