Fueron poco más de 18 horas en que varias colonias quedaron sin agua en la
ciudad de Allende, Coahuila. Sin previo aviso y de manera repentina el vital
líquido dejó de fluir por los hogares de los vecinos de esta localidad sin que
mediara algún tipo de justificación por lo menos en ese mismo instante. El
suceso irrita, pero más excandece la verdadera causa de dicho desabasto: SIMAS
Allende no pagó a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) el consumo de
energía producto del uso de las bombas de dicha paramunicipal.
No se trata tampoco de remediar el asunto con una reunión extraordinaria de
cabildo para que aprobaran que la tesorería entrara en acción y emitiera un
cheque por poco más de 200 mil pesos para que se restableciera la energía
eléctrica.
Se trata, y es lo que más irrita, de no saber el motivo de la insolvencia
de la paramunicipal, pues hasta donde yo sé, el SIMAS de Allende es implacable
con todos aquellos ciudadanos que no pagan su consumo de agua cortando el
suministro una vez agotados los tiempos permitidos para el pago del recibo de
agua. Por ello me extraña la insolvencia. Finalmente, el consumidor cumplido no
tiene la culpa de quedarse sin el vital líquido por los motivos que fuera que
aduzca en su momento el SIMAS. Tal cual lo hizo.
En todo caso el problema es de la empresa y del propio gobierno municipal
que en lo inmediato debe comenzar una seria investigación sobre las cuentas de
dicha empresa, pues lo primero que viene a la mente es que la falta de recursos
obedece a que los mismos han sido desviados hacia propósitos totalmente ajenos
al cometido de bombear agua a los domicilios de los habitantes de Allende. Cabe
mencionar que la clásica respuesta de todas las administraciones es culpar al
gobierno anterior de los desfalcos o en el mejor de los casos endosarle la
culpa a la morosidad de incumplidos ciudadanos que tienen a la empresa en
números rojos y con una cartera vencida de enormes proporciones. Clásicas
respuestas y el mismo problema.
La verdad es que todas las empresas paraestatales en nuestro país han
sufrido y sufren desfalcos desproporcionados de parte de los trabajadores y
autoridades de turno que abusan y se apropian de espacios y recursos públicos.
Y en la medida en que como sociedad sigamos conformándonos con las clásicas
respuestas, tendremos, invariablemente, los mismos y tendenciosos problemas de
desabasto y de desfalco en perjuicio de todos los contribuyentes.