martes, 20 de marzo de 2012

RESCATADO

José Ángel Córdova fue rescatado del olvido político y de vivir en el error por el presidente Felipe  Calderón. El ex secretario de Salud tuvo una infructuosa campaña en su estado natal, Guanajuato, cuando intentó ser candidato a gobernador y después  senador.

Al parecer no contó con el apoyo político que él pensaba obtener a pesar de provenir del círculo presidencial como secretario de estado.

Su nueva encomienda, sin embargo, resulta ser todavía más importante que la pasada, puesto que se remite a uno de los temas más delicados y axiales de nuestro país y que requiere de acciones inmediatas para mejorar el magro panorama que año con año nos azota en términos de resultados deplorables y aciagos. Me refiero a la agenda educativa.

En efecto, el señor Córdova ha sido designado nuevo Secretario de Educación Pública. Sin embargo, me parece que aunque el propio Calderón mencione que Córdova ha sido uno de los mejores secretarios de estado con los que ha contado, pienso que está totalmente fuera de lugar su designación en tan importante puesto. Y no porque Lujambio haya realizado un papel ejemplar, sino porque no le encuentro sentido ni mucho menos coherencia designar a un médico como titular de la agenda educativa.

Una de las cosas que siempre he criticado como catedrático es que cualquier docente imparta la materia que le pongan enfrente por el solo hecho de ganar unos pesos más. Al menos, en lo personal, jamás impartiría una materia en la cual no soy ni conocedor, ni mucho menos especialista, a diferencia de muchos maestros conocidos que sí lo hacen. Pues bien, guardadas todas las proporciones, no le encuentro sentido el que un secretario brinque de secretaría en secretaría porque su jefe dice que es “eficiente” y apto para desempeñar el puesto.

Si bien nuestra clase política no es profesional por antonomasia, al menos la permanencia en el puesto por algunos años los vuelve si no especialistas, por lo menos conocedores de los menesteres propios del funcionamiento de sus respectivas carteras.

No obstante, una necesidad imperiosa de hacer cambios como la enfermedad de Lujambio amerita por lo menos que ascienda el subsecretario o alguien de la misma secretaria que desempeñe el trabajo.

Lamentablemente, en estas decisiones no priva ni la meritocracia ni mucho menos la jerarquía dentro de la institución.

Por ello Córdova bien pudo ser ayer secretario de salud, hoy de educación y mañana de economía sin que nadie diga absolutamente nada. He ahí una de las explicaciones del porqué nuestro país no avanza como debiera, pues es dirigido por improvisados como resultado de favores netamente políticos.