jueves, 9 de febrero de 2012

SIMULACIÓN

Cuando recibí la invitación por parte del primer regidor del municipio de Allende para formar parte del consejo ciudadano de seguridad pública; de entrada la idea me pareció formidable.
Y de ninguna manera por el hecho de que yo formara parte de dicho consejo, sino por la simple mecánica de incluir a la sociedad para escuchar su opinión acerca de las propuestas en materia de seguridad pública municipal que serán tomadas por el cabildo.
Sin embargo, falto muy poco tiempo para que aquello que me parecía un esquema similar a la participación ciudadana en Europa mostrara su lado “made in México”.
Para empezar, resulta que el método de selección para los integrantes de dicho consejo resulta ser inminentemente discrecional, pues los mismos regidores invitan a personas que ellos consideran moldeables o en el mejor de los casos desconocedores de los menesteres propios de la gestión pública, sobre todo en aspectos relacionados con la seguridad pública, pues los demás integrantes de dicho consejo difícilmente entienden los pormenores de la participación ciudadana en dichos eventos edilicios. Resulta sorprendente que los demás integrantes ni siquiera entiendan cuales son las competencias y limitaciones de la seguridad pública en el ámbito municipal.  Caso contrario en Europa, en donde se lanza una convocatoria pública a la cual acuden verdaderos interesados y conocedores del tema o al menos deseosos de incidir en la toma de decisiones gubernamentales.
De igual manera, se convoca al consejo ya cuando se aprobaron los pormenores en materia de seguridad pública por parte de los regidores; esto con el objetivo de cumplir con los formalismos que suponen convocar y poseer un consejo ciudadano. La pregunta entonces resulta obvia ¿para qué convocar a un consejo ciudadano si únicamente se les va a informar de las decisiones ya tomadas? ¿Qué no se supone (como sucede en Europa) que antes de tomar la decisión se debe convocar al consejo para que opine sobre la pertinencia o impertinencia de las decisiones tomadas por los regidores? Si bien es cierto que de ninguna manera la opinión del consejo será vinculante, (como si sucede en Europa) al menos se debe tomar en cuenta la opinión del mismo, puesto que refleja realmente una parte de la voz ciudadana que NO está representada en el cabildo, puesto que sus integrantes no son electos a través del sufragio electoral, sino designados por influencia política dentro de sus partidos políticos.
Definitivamente, la idea de legitimizar las decisiones gubernamentales en el ámbito local ciudadanizando dichas acciones parece rondar peligrosamente el concepto de simulación, puesto que para llegar a una verdadera gobernanza se necesita más que sólo cumplir con formalidades en un supuesto acto democrático que no trasciende el estribillo que reza “todo cambia para seguir igual”.