Bastante polémica desató el nombramiento de la nueva edil que ingresa a la primera regiduría en sustitución o suplencia de Alejandro Martínez Garza; en la ciudad de Torreón, Coahuila.
Y es que la nueva funcionaria, Alma Reynoso Zambrano, ha sufrido una serie de andanadas peyorativas por parte de la sociedad torreones y de algunos políticos locales aduciendo que no posee la experiencia suficiente para ocupar el segundo puesto en importancia en el Municipio de Torreón; de igual manera suenan voces profiriendo su falta de militancia dentro de la estructura local del PRI y, finalmente, intentan denigrarla rescatando del pasado su paso por un grupo de bailarinas o edecanes que amenizaban los juegos de los Vaqueros Laguna.
Probablemente las tres invectivas sean verdaderas; sin embargo, ninguna de ellas causa óbice para que la susodicha acceda a la primera regiduría.
En lo personal, conozco a Alma desde que estudiaba en la Facultad de Ciencias Políticas (FCPyS) de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC); ciertamente no fue una alumna brillante; pero el haber logrado sortear las aulas bajo las enseñanzas de catedráticos de la talla del Maestro Miguel Ángel Ordaz, Gerardo Nájera y Lerins Varela le da las herramientas suficientes para enfrentar las labores de la administración pública.
Además de ello; como estudioso de la ciencia política no tenía yo el conocimiento o dato de que la clase política en este país era ampliamente letrada y con meritos de sobra para ocupar cargos públicos.
Para muestra varios botones y sin ir tan lejos: En San Pedro de las Colonias acaba de terminar sus labores como diputada la ex congresista Yaneth Babún Moreno; ampliamente desconocedora de la función pública y con cero experiencia en la administración pública y cuyo único mérito para ocupar el cargo fue ser la hermana del entonces alcalde Arturo Babún; cabe mencionar que ni siquiera ganó la elección, sino que fue electa vía representación plurinominal.
No supe de nadie más que criticara dicha felonía aparte de su servidor; por ello me sorprende el escándalo de que una licenciada en Administración Pública ocupe un cargo que por ergonomía nos pertenece a los administradores públicos.
¿O acaso existe alguien que se atreva a refutar que Emilio González del PVEM es un sujeto con suficiente mérito para brincar del senado a la cámara de diputados y viceversa de manera perenne?
¿O que políticos como el Rey del Tomate tenían la especialización académica suficiente para ocupar cargos de vital importancia como una curul en la cámara de diputados?
Y si de militancia se trata; ¿Qué acaso el sujeto que designaron encargado de atención ciudadana hace algún tiempo, de apellido Máynez, no era panista de hueso azul?
¿Por qué allí no hubo escándalo? ¿Por ser hombre? ¿Qué tiene de malo haber trabajado como edecán o bailarina para un equipo deportivo para poder sacar adelante a un hijo siendo madre soltera?
Me parece que el linchamiento mediático y la condena social están fuera de lugar; ¿O que se supone que debe suceder? ¿Quitarle el puesto que por LEY le corresponde al ser suplente del titular? El escándalo en este caso, insisto, no tiene razón de ser.