viernes, 20 de enero de 2012

CANDIDATA CIUDADANA

Hace algún tiempo no muy lejano el presidente Felipe Calderón había sugerido de manera muy sugestiva y categórica que para los procesos electorales que habrán de librarse en este 2012 el Partido Acción Nacional (PAN) escogería a los mejores cuadros competitivos para ganar las elecciones; sin importar que los candidatos fueran o no militantes de dicho instituto político. Dichas declaraciones resultaron en su momento fuera de lugar y hasta en cierto modo precipitadas, pues para entonces aún no se destapaban en su totalidad los precandidatos a la postulación presidencial de dicho partido; por lo que las palabras del presidente parecían desvanecerse inevitablemente en el éter. No fue, sin embargo, necesario esperar tanto tiempo para que sus palabras se concretaran en un acto que sorprendió a más de un panista, pues hace aproximadamente una semana los panistas en el Distrito Federal escogieron a quien será su candidata en la contienda por la jefatura de gobierno de la capital de la República.
Se trata nada menos que de Isabel Miranda de Wallace, una figura pública que ha liderado una organización ciudadana contra el secuestro motivada por un suceso de dicha categoría perpetrado contra uno de sus familiares. La noticia fue recibida con cierto recelo entre los propios panistas, pues ciertamente Isabel Miranda no posee militancia dentro de las filas panistas; lo que la vuelve netamente una candidata ciudadana representando a un conservador partido político. No obstante, cabe hacer la pregunta sobre si ésta postulación es realmente un proceso democrático de apertura partidista a ciudadanos, lo que supondría un verdadero hito en nuestro sistema de representación dominado tradicional y legalmente por los partidos políticos; o si dicha nominación obedece a otro tipo de intereses u objetivos eminentemente políticos.
De entrada la respuesta tiene dos aristas completamente diferentes; pues de parte de Isabel Miranda no me queda la menor duda que su aspiración es netamente cívica y alejada de agendas políticas tradicionales y signada, principalmente, por el deseo personal de cambiar el estilo anacrónico, desgastado y disfuncional que presentan los actores políticos cotidianos. Ella conoce perfectamente la ineficiencia de las autoridades, pues ella personalmente encontró a los asesinos de su hijo. Por el otro lado, aparece un PAN que ante la ausencia de figuras políticas con trayectoria fulgurante y apropiada, a diferencia de Beatriz Paredes del PRI y Miguel Ángel Mancera del PRD,  busca una figura pública que le de la fuerza necesaria para poder participar en la contienda por el Distrito Federal. Y de paso, evitarse el desgaste que supone una contienda interna en un territorio en el cual no son actores con presencia considerable.
No es que el PAN y su dirigencia nacional estén marcando en el D.F el inicio del fin de la partidocracia; sino que buscan a alguien que los rescate de la serie de derrotas que, inexorablemente, se precipitan sobre ellos.