jueves, 20 de octubre de 2011

TRAIDORES

Sinceramente no entiendo la actitud de algunos alcaldes que ante la inexorable venida del proceso electoral federal de 2012 ya están pensando en abandonar el puesto para asegurar la permanencia en la nómina y no caer en el error tal cual reza la célebre frase priísta.
Se supone que la reforma constitucional en nuestra entidad para aumentar el número de años de tres a cuatro en las alcaldías era para evitar indefinición en los proyectos políticos de cada administración municipal, para poder completar la consecución de obras y planes que en tres años no podían concretarse; todo ello  para que, finalmente, actuales alcaldes coahuilenses estén pensando ya en posibilidades electorales para 2012. ¿En dónde quedó entonces la congruencia?
Tal es el caso del alcalde de San Pedro de las Colonias, Jorge Abdala, quién se dice dispuesto a continuar en el Municipio, pero si su partido se lo pide tendrá que sacrificarse. De ahí una pregunta ¿A quién se supone que sirve el primer edil; al pueblo o a su partido?, porque se supone que los partidos políticos sirven exclusivamente para conformar órganos de gobierno y luego los funcionarios velar por los intereses de los gobernados. Esa es la supuesta dinámica de la representación y el régimen de partidos.
Ello nos demuestra que a quien obedece el alcalde es a intereses partidistas y no intereses de sus verdaderos patrones: los gobernados.
Y en esa misma tesitura, pero en otras latitudes, también atendiendo a intereses partidistas, es que los diputados reventaron la iniciativa de reelección de diputados y alcaldes y dejaron la llamada reforma política incompleta o pragmáticamente insuficiente, el tema era tan delicado que se propusieron eliminarlo cuanto antes que ni siquiera paso la comisión de puntos constitucionales.
La reelección, aunque muchos no puedan entenderlo, generaría la existencia de cuadros profesionales de servidores y funcionarios públicos que al buscar la repetición en el cargo; al salir a buscar el voto tendrían que convencer con hechos a los votantes para que estos le dieran nuevamente la confianza del cargo público.
Pero en si era un tema considerado anatema debido a nuestros traumas derivados del “sufragio efectivo no reelección”, por lo que no encontró el debido apoyo en el seno de la sociedad, salvo el de algunos académicos e intelectuales que intentaron que dicha reforma se incluyera en el proyecto legislativo de reforma política.
No obstante, la faramalla se cumplió, dicha propuesta de reelección generó un empate en la comisión hasta que Dina Herrera (perredista) rompió el equilibrio y se esfumo dicha propuesta.
Pero no es culpa ni de Jorge Abdala ni de Dina Herrera que sucedan este tipo de acontecimientos que son una clara burla a la inteligencia de los ciudadanos; sino de nosotros mismos como sociedad que no hacemos nada al respecto para obligar a la clase política a profesionalizar el servicio público.
Estos traidores al pueblo existen porque sencillamente cada pueblo tiene el gobierno que merece. Y los mecanismos de rendición de cuentas son desconocidos por el grueso de la población.
El interés partidista estará siempre por encima del interés social hasta el momento en que la sociedad en su conjunto se organice y ponga un alto a tan infames burlas de tan infames traidores.