viernes, 9 de septiembre de 2011

AUSENTISMO

Que cómodo y fácil sería para cualquier trabajador ausentarse de sus obligaciones laborales bajo cualquier excusa y que esto no generara ni la más mínima llamada de atención.
Es más; contar con un súper sueldo, canonjías, prebendas y emolumentos y de paso trabajar solamente la semana inglesa y aún así dejar de lado la responsabilidad laboral.
Como si este país no tuviera problemas directamente relacionados con la corrupción, la falta de oportunidades para los jóvenes, la drogadicción, la inseguridad, el narcotráfico, el desempleo, el terrorismo, crisis económica, nepotismo, trafico de influencias y una sarta de problemas de igual o mayor calado como para que nuestros representantes populares se den el privilegio de ausentarse a sus labores legislativas.
Las sesiones tanto en la cámara baja como en la alta; relativas al segundo periodo de sesiones del periodo que acaba de iniciar en Septiembre fulguró, precisamente, por el ausentismo de los legisladores.
De los 128 Senadores tan sólo se presentaron 69, mientras que de los 500 diputados aproximadamente 300 se presentaron a laborar.
Y no es que en ese momento se fueran a someter a votación iniciativas delicadas o de gran trascendencia para nuestro país; sino que el simple hecho de representar los intereses del pueblo y cobrar más de 60 mil pesos mensuales por ello no resulta para menos exigir que se presenten siquiera a levantar la mano como regularmente suelen hacerlo.
Reza una frase que “cada pueblo tiene el gobierno que merece”, si tenemos un poder legislativo mediocre simplemente es por que no tenemos las agallas como sociedad de reclamarles que cumplan cabalmente su cometido que les fue delegado por la sociedad; por que mandatario no es quien manda; sino quien recibe el mandato de parte del pueblo para que trabaje en aras de éste último. Pero resulta que ni trabajan en aras del pueblo, sino en nombre del interés partidista y propio, y no conforme con ello, se toman atribuciones impensables en cualquier ámbito laboral en este país.
Sin embargo, lo más grave, resulta ser la pasividad social y la indiferencia ciudadana frente a este acontecimiento aparentemente innocuo pero realmente pernicioso para nuestro país.
Lo mínimo que deberíamos exigirles es el descuento del día de su dieta legislativa y que dicha falta iniciara el conteo de las tres que por ley tienen derecho los trabajadores siempre y cuando éstas sean justificadas.
Mientras la mayoría de los mexicanos que trabajan a duras penas obtienen un estipendio que les permite malcomer, deben trabajar hasta 10 ó 12 horas diarias de lunes a domingo y algunas veces sin descansar los días festivos; nuestros legisladores se disponen a descansar nada menos que cinco días en este próximo puente del 15 de Septiembre.
Insisto, como si las cosas en este país estuvieran como para permitir la existencia de un congreso plagado de abulia y parálisis legislativa derivada de actos tan ofensivos para la sociedad como la falta de responsabilidad de nuestros legisladores federales.
Pero insisto: “cada pueblo tiene el gobierno que merece”.