jueves, 1 de septiembre de 2011

AMNISTIA

No resulta para nada ni para nadie sorprendente escuchar de la boca del ex presidente Vicente Fox proferir tonterías o argumentos sin razón o faltos de sentido; pues cuando era presidente nunca supo cuidar su lengua ni mucho menos razonar lo que decía antes de proferirlo; por lo tanto no encuentro motivos suficientes para que lo haga ahora que se encuentra fuera del ejecutivo.
La última de sus intervenciones estuvo relacionada con pactar con el crimen organizado y hasta ofrecerles amnistía a los sicarios, secuestradores y narcotraficantes que en estos momentos tienen azorado a nuestro país.
La respuesta, naturalmente, tuvo reacciones aceleradas y condenatorias por parte de la clase política de nuestro país; a grado tal, que hasta habrá pronunciamientos por parte de los líderes de cada bancada en San Lázaro.
Todo ello derivado de la última masacre cometida en Nuevo León en el ya tan mencionado Casino Royal.
Sin embargo, esta vez no creo tan desatinadas las sugerencias del ex presidente; el terrorismo que ya existe en nuestro país producto de la narcoinsurgencia ha rebasado claramente al Estado y a todas sus instituciones de seguridad.
Y no me refiero a la parte donde Vicente Fox menciona la palabra pactar; sino en la parte relacionada con la palabra amnistía.
Y esa palabra, precisamente, fue  clave en la desarticulación de un movimiento que se dedicaba a sembrar el terror entre la población y traficaba con alcaloides en una nación que se ha utilizado en demasía para comparar el caso mexicano, me refiero a la vecina nación andina de Colombia.
La controvertida Ley de Justicia y Paz en Colombia fue clave para la desarticulación de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y de un buen número de guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y aunque en su momento causó gran revuelo, fue sin duda un gran acierto del entonces mandatario Álvaro Uribe. Y para muestra basta citar su avasallante reelección y la elección de su delfín otrora secretario de defensa y actual mandatario colombiano Juan Manuel Santos.
Así mismo, no puedo dejar de pensar en el excelente artículo publicado ya hace bastante tiempo en Reforma por el analista Luis Rubio, en el que daba cuenta de los pactos existentes entre gobierno y narcotráfico a lo largo de gobiernos priístas, por lo que inclusive llegó a afirmar la necesidad de volver a ese escenario.
Y luís Rubio no es cualquier mediocre analista, sino una de las  mentes más insignes en el mundo de la politología.
Pero no es porque lo diga Rubio, sino por el caso Colombiano que ha todas luces fue exitoso. Por ello se vuelve necesario combatir la delincuencia como lo hace el actual gobierno; sin embargo, una dosis de amnistía se vuelve atractiva para quienes en dado momento deseen abandonar las filas de la delincuencia organizada.
El problema, es que Calderón ha enfrentado al crimen con todo el peso del Estado que una decisión de ese tipo se vería a todas luces como un retroceso en su campaña y una contradicción de principios y denotará realmente su falta de planeación en esta guerra mal diseñada.
Legalizar drogas, amnistía a delincuentes, no suenan mala idea cuando el Estado ha sido completamente rebasado. Quizá Fox, extrañamente, tenga algo de razón.