Finalmente sucedió; el General Bibiano Villa, ahora exjefe de la policía municipal de Torreón, ha abandonado el cargo para dedicarse a la misma función pero en otro Estado más al sur de nuestro país.
La salida del general obedece sin duda alguna a motivos de seguridad personal; el atentado del cual fue víctima la semana pasada fue la gotita que derramó el vaso y provocó la medida de remoción antes de que ésta hubiese llegado por la mala y de manera no tan convencional.
Pero lejos del suceso en sí mismo, lo que debe ocuparnos es la confección lacónica de un balance que demuestre que tan eficaz o perniciosa fue la idea de militarizar la policía en Torreón, al igual que en los municipios coahuilenses gobernados por administraciones priístas derivadas del pomposo “Modelo Coahuila”.
El General se jactó de haber logrado reducir los índices de criminalidad en el municipio, sin embargo, la realidad dista mucho de la percepción de Bibiano. Seguramente su aseveración es producto de una investigación personal y al estilo villa; tal cual hacía evaluaciones a los elementos neófitos en la corporación policiaca dejando de lado las valoraciones institucionales anteponiendo las suyas propias. Por ello digo que lo hacía al estilo Villa.
Los índices son irrefutables: En enero de 2010, al inicio de su gestión, hubo 373 reportes de robos. Por su parte, Enero de 2011 cerró con 388 reportes en la DSPM, y febrero con 379.
En lo que respecta a homicidios, en 2010 hubo 364 casos, más del doble registrados en 2009; cuyo número fue de 180 casos.
Sin embargo, en los primeros dos meses de este año van aproximadamente 113 casos, cerca de la tercera parte de los registrados en 2010.
Como puede observarse, no había mucho de que jactarse en cuestión de eficiencia; no obstante, en lo que si fulguró y bastante fue en los escándalos.
Malos tratos a su personal que derivaron en una huelga sin precedentes y el despido de cientos de elementos; discriminación de ciudadanos por su vestimenta y por transitar a pie en colonias opulentas; su actitud prepotente y arbitraria contra los derechos humanos y más recientemente su enfrentamiento con la policía estatal.
No creo realmente, tal cual lo mencionó el alcalde Eduardo Olmos, que su partida sea una gran pérdida, Torreón vive en el miedo constante aún y a pesar de haber mantenido a un militar al frente de su policía. Al contrario, su bravuconería resultaba perniciosa para una institución con reputación en entredicho e incompleta en su aparato operativo.
De ninguna manera celebro la partida de Bibiano Villa, al contrario, una institución con las características antes mencionadas lo menos que necesita es indefinición en su ámbito ejecutivo. Sin embargo, por razones de seguridad del General fue la mejor decisión.
Definitivamente, con la partida de Bibiano se cierra un capítulo más del Modelo Coahuila con resultados desastrosos; pues con ello se comprueba que los militares no son garantía de eficiencia policiaca ni mucho menos de estabilidad institucional. Suerte en su próxima encomienda.
PAUPERISMO.
Paupérrimo se vio el discurso de Humberto Moreira en su toma de protesta en Querétaro, no dijo nada nuevo y prometió más de los mismo, que lamentable que toda la fortaleza del PRI estribe en una sola candidatura y sus líderes no sepan distinguir el pasado del presente y, todavía peor, del futuro.