sábado, 12 de marzo de 2011

FAST AND FURIOUS

Ya era para nosotros una verdad de Perogrullo el saber que la mayoría de las armas utilizadas por los narcotraficantes en estos últimos diez años en México en esta narcoguerra provenían de los Estados Unidos; los estadounidenses poseen un marco jurídico laxo para la adquisición de armas de fuego tanto por su idiosincrasia como por su derecho constitucional a poseerlas. Sin embargo, lo que nos sorprendió, al menos en este siglo XXI, fue que el mismo gobierno estadounidense estuviera dando luz verde para la venta de armas de fuego a los cárteles mexicanos con el objetivo de rastrear esas armas y a los compradores de las mismas, todo esto a través de oficina de control de armas y explosivos (ATF). Pero lo que nos sorprendió todavía más, fue que el gobierno mexicano fuera partícipe de tal felonía al ser conocedor y auspiciador de dicho acto ignominioso en contra de su propio pueblo, según versiones de autoridades estadounidenses.
La operación Fast and Furious tenía el encomiable objetivo de ver hasta donde llegaban las armas compradas por traficantes mexicanos, en dónde se usaban y quién las compraba en alusión a una “nueva estrategia” que diera mejores resultados que las implementadas en retrospectiva. Sin importar que en el trayecto de este operativo murieran decenas o cientos de mexicanos inocentes víctimas del fuego cruzado y hasta los propios agentes federales estadounidenses, tal cual fue el caso del agente Brian Terry quien fue asesinado con armas de las autorizadas por la ATF.
No me sorprende para nada la actitud de los Estados Unidos, siempre hemos sido el patio trasero de los gringos y como podemos observar, su campo experimental para sus proyectos de investigación, en este caso policiacas. Lo que me molesta en demasía es la actitud de comparsa que tomó el gobierno mexicano al permitir dicho operativo, en clara alusión a la frase maquiavélica de: “el fin justifica los medios”. Se vale entonces sacrificar unos cuantos mexicanos en aras de capturar peces gordos del crimen organizado, aunque hasta la fecha, desde el inicio de la operación en Octubre de 2009 no ha  capturado a ninguno de ellos, según John Dodson, agente fronterizo de los Estados Unidos.
El otro detalle no menos importante, es la flagrante violación a la soberanía de nuestro país por parte de los Estados Unidos, ya bastante violados hemos sido por los gringos a lo largo de nuestra historia que una más quizá no nos moleste tanto por lo que este gravísimo acontecimiento no pasará del escándalo mediático del momento. Tanto que nos hemos desgarrado las vestiduras en defensa de la soberanía para terminar constatando que el mismo gobierno es quien la entrega sin cortapisas al poderoso vecino del norte.
Finalmente, independientemente de que la llaman “nueva estrategia”, esta operación denota la actitud de los estadounidenses como patrocinadores del terrorismo; aquel que según ellos se dedican a combatir a los largo del mundo y en regiones tan alejadas como oriente medio, pero que subrepticiamente se dedican a fomentar.