jueves, 24 de febrero de 2011

CARMEN

Una vez más sucedió.
La censura mediática volvió a hacer de las suyas nuevamente en una de las periodistas más inquisitivas e incisivas de nuestro país y que representaba una de las figuras periodísticas más independientes y objetivas del espectro mediático en  nuestro país.
Me refiero a la periodista Carmen Aristegui; ya una vez censurada por el grupo PRISA y ahora censurada, reprimida y despedida por el grupo MVS de uno de los programas con mayor rating de audiencia radial y televisiva en nuestro país.
El pecado de Aristegui: Exigir a presidencia se aclarara el rumor introducido por el siempre escandaloso Fernández Noroña en el cual tildaba de alcohólico al presidente Calderón.
La empresa intentó obligar a la periodista a leer públicamente una carta en la cual se disculpaba frente al todopoderoso presidente Calderón por la difamación hecha por la periodista en cuestión. Afortunadamente, Carmen no cedió a tan infame chantaje y optó por salir de MVS antes que inclinarse ante la figura presidencial y ser humillada ante el poder represor del panismo federal.
El acontecimiento denota la existencia de un aparato represor eficiente proveniente de los pinos y demuestra que la libertad de expresión en nuestro país sigue en pañales aunque se diga frecuentemente que vivimos en una Democracia.
Y en este sentido vivimos en una Democracia formal, más no real.
Puesto que la mera existencia de elecciones libres y (semi) auténticas no son suficientes para cumplir con los requisitos que exigen una verdadera Democracia en toda la extensión de la palabra.
Demasiado en México nos desgarramos las vestiduras cuando escuchamos casos de censura en cualquiera de sus vertientes en países como Cuba, Venezuela, o en el último caso sonado de Argentina contra el diario “El clarín” que de pronto olvidamos que aquí también se cuecen habas.
También nos desgarramos las vestiduras cuando somos testigos de la represión de gobiernos como el chino o el surcoreano mientras que la represión en nuestro país es más frecuente de lo que pensamos.
Defendemos a capa y espada el accionar de Wikileaks en su campaña por vencer la discrecionalidad y la opacidad en el mundo entero y su lucha contra la censura mediática mientras que intestinamente la censura es pan de cada día. En México se castiga a los ciudadanos por opinar o por cuestionar. Eso, a todas luces, es un rasgo inequívoco de una dictadura, de esas que tanto criticamos y presumimos existen sólo en los libros de nuestra historia.
Voces a favor y en contra no se hicieron esperar.
Reporteros sin fronteras (RSF) calificó de “dudoso” el despido de la periodista, no encontró motivo o causa sustentada que soportara la idea de que Carmen difamó o dio por cierta la información de adicción del espurio de Calderón.
El cuestionamiento fue el siguiente: “La información presentada me sirvió a mí de base para formular el citado comentario editorial: “Dejemos a un lado la caricatura, tomemos el asunto con seriedad”, e hice algunas otras consideraciones, terminé con un cuestionamiento formal a las autoridades: “¿Tiene o no problemas de alcoholismo el presidente de la República?”

Yo no tengo manera de corroborarlo pero, si fuera el caso, sería algo delicado que debiéramos saber.  No hay nada de ofensivo en la interrogante, especialmente si se trata de algo que, de existir, afectaría por su naturaleza la toma de decisiones que impactan en todo momento a millones de personas en el país; el teme merece una respuesta seria, formal y oficial de la presidencia de la república
Supongo que lo correcto hubiera sido no tocar el tema, al cabo que los vicios o adicciones de Calderón no nos deben de importar a los 112 millones de mexicanos que habitamos este país. Quizá el alcoholismo del presidente explique las razones de su “estúpida guerra y percepción de que vamos ganando”
Carmen hizo una comparación más que apropiada, citó los casos de Bill Clinton cuando el mamada-gate; quien tuvo que explicar los pormenores, o el caso de Berlusconi y su libertinaje sexual con menores de edad que se ha vuelto debate nacional.
¿Por qué aquí en México esta prohibido debatir ese tipo de temas? ¿Qué no se supone, como mencione al principio, que vivimos en una Democracia? 
Por otra parte, los “lame-botas” del gobierno federal no se hicieron esperar, como el diletante y reaccionario Ciro Gómez Leyva reclamando que el caso Aristegui resultaba una cortina de humo y que no requería la menor atención, NO MAMEN dijo el periodista; al opacar el asesinato en la Laguna de un trabajador de la empresa multimedios. Caso que según Gómez Leyva requería mayor atención que la represión contra la libertad de expresión. Y tiene cierta razón el diletante, el caso del ingeniero asesinado es gravísimo, pero no es menos sintomático de un estado en crisis como lo es la represión desde la propia presidencia de la república. 
Aristegui trasgredió el código de ética de MVS, entiéndase los criterios editoriales de la empresa o más bien dicho lo que el gobierno permite se diga al aire a través de un medio de comunicación.
Ello nos demuestra que nos falta mucho para consolidar una Democracia con su  verdadero Estado de Derecho en donde las garantías consagradas en nuestra constitución como la contenida en el artículo sexto sean efectivas y dejemos de cumplir exclusivamente con la formalidad de poseer reglas propias de un sistema democrático que lo que nos otorga es Democracia simulada.

ENCICLOMEDIA INEFICIENTE.
La Auditoria Superior de la Federación (ASF) acaba de señalar la ineficiencia del programa educativo ENCICLOMEDIA; el detalle, es que con todo y sus falencias es un programa que continúa mientras que la educación en nuestro país sigue en el sótano del subdesarrollo. Seguimos equivocando las estrategias.