jueves, 28 de octubre de 2010

¿Reestructuración?

Luego de una turbulenta serie de acontecimientos y que derivaron en el despido de una buena parte de la policía en Torreón, pues fueron dados de baja más de 300 elementos que exigían la renuncia del polémico general y director de Seguridad Pública Municipal: Bibiano Villa; se dio inicio el proceso de reestructuración de la misma institución sustentada en la renovación de los cuadros policiacos. Sin embargo, es hasta la fecha que dicha reestructuración no se está llevando a cabo con los parámetros de calidad necesarios para la confección de un cuerpo de seguridad pública profesional y eficiente. Así mismo, el “general” sigue causando polémica con su fiera y descontrolada actitud producto de su formación castrense y que, cabe mencionar, de nada ha servido para disminuir la ola de violencia que azota la comarca lagunera, particularmente, en la ciudad de Torreón. Producto de aquella “estupenda idea” de militarizar las policías municipales en Coahuila.
La incorporación de 60 nuevos agentes en una semana a la policía municipal sin el debido procedimiento de evaluación acorde a las exigencias del Sistema Nacional de Seguridad Pública denota la falta de compromiso para con la ciudadanía por parte de las autoridades; aunado a esto, el “general” trata de justificar dicho reclutamiento manifestando que el ya les aplicó “sus propios exámenes” a dichos elementos. El detalle, es que queda la duda de cuáles fueron esos exámenes aplicados por “el general”; puesto que su formación dista mucho de la que un policía debe poseer para el cumplimiento de sus funciones en el seno de la sociedad; no es casualidad que existan cientos de quejas ciudadanas ante la CNDH por abusos de militares contra civiles ahora que se encuentran desplegados en las calles “protegiéndonos” del crimen organizado. “El general” actúa como juez y parte al reclutar a los nuevos elementos según sus propias evaluaciones; no conforme con ello, afirma con mucho orgullo que 15 de los nuevos reclutas son ex militares. Como si ello fuera garantía de eficiencia policial y proximidad social. La idea de “militarizar” las policías suena escalofriante; es como si un granjero pusiera a un hambriento doberman a cuidar de sus gallinas. Basta cotejar la actuación del anterior director de la policía municipal, Karlo Castillo Gracia, con el proceder actual de “el general”; no recuerdo que a Karlo o algún otro ex director le armaran una huelga sus subalternos por malos tratos; tampoco recuerdo que algún ex director se haya enfrentado con la policía estatal armando un escándalo, tampoco que reclutara elementos según su particular punto de vista; mucho menos un ex director que se liara a golpes con cualquiera que lo insultara (pues el general golpea a todo aquel que lo llame sardo). Se necesitan dos dedos de frente para no entender lo pernicioso de entregar el mando de la seguridad pública a tipos con formación militar. Si la policía tiene la firma intención de reestructurarse van por el camino equivocado, afortunadamente, la propuesta del mando único parece cada vez cristalizarse más; y en ese sentido, están contados los días de los mandos militares en las policías de Coahuila. Y eso; verdaderamente, es empezar a reestructurar las policías.