La crisis en la policía de Torreón que supuso el despido de una buena parte de elementos policiacos y la consiguiente convocatoria de reclutamiento suponen tan sólo la continuidad de un problema que resulta endémico y no exclusivo de la policía torreones, sino de los cuerpos de seguridad en todo nuestro país.
Dicha crisis encontrará la suboptimización cuando se hayan cumplido dos requerimientos insoslayables:
El primero de ellos es la renuncia del general Bibiano Villa al frente de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM); su destitución es imprescindible para la estabilidad del personal dentro de la institución de seguridad pública. La corrupción es una cosa; la estabilidad otra; cuando Karlo Castillo tomó el mando de la DSPM en el último lapso del gobierno de José Ángel Pérez generó estabilidad dada su formación profesional (civil) dentro de la Policía Federal. No obstante, el general Villa tiene formación distinta; más dura, recia y carente de proximidad social. De ahí las denuncias de los ex huelguistas por casos de prepotencia por parte del general; sin embargo, el alcalde Eduardo olmos ya afirmo que su salida no es negociable y que la dirección de la DSPM quedará incólume.
Y esto es obvio dada la tendencia de militarizar las fuerzas de seguridad pública en todos los municipios de Coahuila a propuesta de la periodista Isabel Arvide y su proyecto denominado Modelo Coahuila. El general Villa fue designado desde el gobierno estatal y su remoción única y exclusivamente vendrá de esas latitudes; cosa que no sucederá, probablemente hasta que fracase, como así sucederá, la estrategia de la periodista Arvide.
En segundo lugar; la nueva convocatoria lanzada por las autoridades municipales para la reconfiguración de la DSPM no hace más que rellenar coyunturalmente el boquete dejado por la crisis de los huelguistas; los actuales controles de confianza no garantizan la selección de policías modelo; basta con revisar la paupérrima convocatoria de la policía federal para darnos una idea de lo que sucede en este rubro en el municipio. En la PF la capacitación dura tan sólo 40 días; en instalaciones prestadas por las policías estatales; con selección indiscriminada de aspirantes; con ideas de los federales de que prefieren elementos corruptos en lugar de prepotentes (datos fidedignos que me dio un familiar reclutado); con estos criterios de selección; no quiero ni imaginar los criterios con que se eligen a los policías en estos lares. El examen que se les aplica -minessota- a los policías municipales es el mismo que se ha usado siempre y el mismo que se usa para ingresar a cualquier dependencia federal. La plataforma México aún no es una realidad, debido a esto no se sabe a ciencia cierta si se esta contratando a un desertor de otra corporación o a un delincuente; por estos y muchos más detalles la selección de nuevos cuadros policiacos no garantizan la depuración de la corrupción en la DSPM.
Mientras el reclutamiento no sea transparente y profesional; y la dirección de la DSPM siga en manos de un militar; el problema de la corrupción e inestabilidad dentro de la institución no encontrarán solución ni a mediano ni a largo plazo y nos quedaremos con las ganas de aquella vieja promesa de la mejor policía del norte del país.
Finalmente, lo más seguro es que no haya de que preocuparnos; puesto que la iniciativa de la CONAGO de absorber las policías municipales por parte de los estados va muy en serio y seguramente prosperará; y el problema pasaría directamente al Estado y, consecuentemente, a las manos de la periodista Arvide que ya ha sustituido en sus funciones al actual secretario de seguridad estatal.
Dicha crisis encontrará la suboptimización cuando se hayan cumplido dos requerimientos insoslayables:
El primero de ellos es la renuncia del general Bibiano Villa al frente de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM); su destitución es imprescindible para la estabilidad del personal dentro de la institución de seguridad pública. La corrupción es una cosa; la estabilidad otra; cuando Karlo Castillo tomó el mando de la DSPM en el último lapso del gobierno de José Ángel Pérez generó estabilidad dada su formación profesional (civil) dentro de la Policía Federal. No obstante, el general Villa tiene formación distinta; más dura, recia y carente de proximidad social. De ahí las denuncias de los ex huelguistas por casos de prepotencia por parte del general; sin embargo, el alcalde Eduardo olmos ya afirmo que su salida no es negociable y que la dirección de la DSPM quedará incólume.
Y esto es obvio dada la tendencia de militarizar las fuerzas de seguridad pública en todos los municipios de Coahuila a propuesta de la periodista Isabel Arvide y su proyecto denominado Modelo Coahuila. El general Villa fue designado desde el gobierno estatal y su remoción única y exclusivamente vendrá de esas latitudes; cosa que no sucederá, probablemente hasta que fracase, como así sucederá, la estrategia de la periodista Arvide.
En segundo lugar; la nueva convocatoria lanzada por las autoridades municipales para la reconfiguración de la DSPM no hace más que rellenar coyunturalmente el boquete dejado por la crisis de los huelguistas; los actuales controles de confianza no garantizan la selección de policías modelo; basta con revisar la paupérrima convocatoria de la policía federal para darnos una idea de lo que sucede en este rubro en el municipio. En la PF la capacitación dura tan sólo 40 días; en instalaciones prestadas por las policías estatales; con selección indiscriminada de aspirantes; con ideas de los federales de que prefieren elementos corruptos en lugar de prepotentes (datos fidedignos que me dio un familiar reclutado); con estos criterios de selección; no quiero ni imaginar los criterios con que se eligen a los policías en estos lares. El examen que se les aplica -minessota- a los policías municipales es el mismo que se ha usado siempre y el mismo que se usa para ingresar a cualquier dependencia federal. La plataforma México aún no es una realidad, debido a esto no se sabe a ciencia cierta si se esta contratando a un desertor de otra corporación o a un delincuente; por estos y muchos más detalles la selección de nuevos cuadros policiacos no garantizan la depuración de la corrupción en la DSPM.
Mientras el reclutamiento no sea transparente y profesional; y la dirección de la DSPM siga en manos de un militar; el problema de la corrupción e inestabilidad dentro de la institución no encontrarán solución ni a mediano ni a largo plazo y nos quedaremos con las ganas de aquella vieja promesa de la mejor policía del norte del país.
Finalmente, lo más seguro es que no haya de que preocuparnos; puesto que la iniciativa de la CONAGO de absorber las policías municipales por parte de los estados va muy en serio y seguramente prosperará; y el problema pasaría directamente al Estado y, consecuentemente, a las manos de la periodista Arvide que ya ha sustituido en sus funciones al actual secretario de seguridad estatal.