Fueron dos las noticias que a finales de Enero llamaron poderosamente la atención de la comunidad tanto nacional como internacional; la primera de ella; fue el golpe final a Radio Caracas Televisión (RCTV), señal que ya había sido retirada de la señal pública por el gobierno venezolano de Hugo Chávez Frías; a mediados de 2009 aduciendo motivos de exaltación pública y de golpismo por parte de la emisora; no obstante, se le permitió continuar al aire, pero a través de señal privada.
Sin embargo, esta vez el motivo que dio origen al procedimiento de cierre definitivo fue el no transmitir un discurso en cadena nacional del presidente Hugo Chávez y transmitir en su lugar completamente en vivo las imágenes de una movilización social.
De esta manera; el gobierno venezolano se quitó definitivamente a un medio que para nada comulgaba con su proceder gubernamental.
El acontecimiento generó bastante controversia y provocó la movilización social tanto a favor como en contra de dicha medida tomada por las autoridades.
El detalle que fulgura y que genera la controversia fue la legitimidad del proceder gubernamental; no así la legalidad; ésta funcionó acorde a los canales legales establecidos (éticos o no éticos) por las autoridades regulatorias; no obstante, me parece que fue muy drástica la medida; definitivamente, se imponía una sanción previa a la clausura definitiva.
Al gobierno le faltó mesura para no dejar al descubierto su aversión hacia los medios no alineados De igual modo, RCTV también generó dicha acción ejecutoria en su afán por retar constantemente al gobierno de Chávez; si de antemano sabían perfectamente de la eficacia y expedités del aparato punitivo regulatorio mediático venezolano; y aunado a esto ya habían sufrido la expulsión de la señal pública; era de esperarse la reacción del gobierno ante tan semejante falta. RCTV tiene, pues, bastante de culpa en lo que sucedió.
No justifico de ninguna manera el proceder de las autoridades en Venezuela; por ello digo que RCTV merecía algo de indulgencia; pero tampoco puedo dejar de culpar a la televisora por su actitud retadora y consciente de las consecuencias.
Con este suceso; se atestó un nuevo golpe contra la libertad de expresión en nuestro continente; ya bastante traumatizado se encontraba el sector mediático con la constante matanza de periodistas en México y con la regulatoria ley de medios en Argentina (que por el momento se encuentra estancada) como para recibir la segunda estocada a RCTV.
Con esto; ya sólo queda GLOBOVISIÓN en Venezuela como medio antagónico al gobierno; no obstante es, invariablemente, el siguiente y último en la lista.
Sin embargo, esta vez el motivo que dio origen al procedimiento de cierre definitivo fue el no transmitir un discurso en cadena nacional del presidente Hugo Chávez y transmitir en su lugar completamente en vivo las imágenes de una movilización social.
De esta manera; el gobierno venezolano se quitó definitivamente a un medio que para nada comulgaba con su proceder gubernamental.
El acontecimiento generó bastante controversia y provocó la movilización social tanto a favor como en contra de dicha medida tomada por las autoridades.
El detalle que fulgura y que genera la controversia fue la legitimidad del proceder gubernamental; no así la legalidad; ésta funcionó acorde a los canales legales establecidos (éticos o no éticos) por las autoridades regulatorias; no obstante, me parece que fue muy drástica la medida; definitivamente, se imponía una sanción previa a la clausura definitiva.
Al gobierno le faltó mesura para no dejar al descubierto su aversión hacia los medios no alineados De igual modo, RCTV también generó dicha acción ejecutoria en su afán por retar constantemente al gobierno de Chávez; si de antemano sabían perfectamente de la eficacia y expedités del aparato punitivo regulatorio mediático venezolano; y aunado a esto ya habían sufrido la expulsión de la señal pública; era de esperarse la reacción del gobierno ante tan semejante falta. RCTV tiene, pues, bastante de culpa en lo que sucedió.
No justifico de ninguna manera el proceder de las autoridades en Venezuela; por ello digo que RCTV merecía algo de indulgencia; pero tampoco puedo dejar de culpar a la televisora por su actitud retadora y consciente de las consecuencias.
Con este suceso; se atestó un nuevo golpe contra la libertad de expresión en nuestro continente; ya bastante traumatizado se encontraba el sector mediático con la constante matanza de periodistas en México y con la regulatoria ley de medios en Argentina (que por el momento se encuentra estancada) como para recibir la segunda estocada a RCTV.
Con esto; ya sólo queda GLOBOVISIÓN en Venezuela como medio antagónico al gobierno; no obstante es, invariablemente, el siguiente y último en la lista.
Sensacionalismo.
Por otra parte; un acontecimiento que demostró ser más importante que la guerra contra el narco en nuestro país; más importante que la propuesta de reforma política de Calderón; y más importante que la misma vida institucional de México; fue el caso del futbolista Salvador Cabañas.
Después de la tragedia en Haití; nos tocó almorzar, comer y cenar reportes médicos sobre la salud del futbolista; con esto se demuestra el poco profesionalismo de los medios de comunicación y su inclinación hacia el sensacionalismo puro.
Sin duda era importante poner al descubierto la corrupción -de la que todos somos conocedores- de las autoridades regulatorias de antros y centros de entretenimiento nocturno en el DF y en el resto del país; pero la privatización de los noticieros con notas respecto al futbolista en mención nos recuerdan la veracidad de aquél estribillo con relación a los medios que reza más o menos así: “Pueden llegar cien barcos a un puerto y no es noticia; es noticia aquél que se hunde”.
El fenómeno interesante que surgió de todo esto es digno de analizar: aún y cuando el mes de Enero fue el más violento de toda la cruzada que Calderón a efectuado contra la narcoviolencia; con un muerto cada 49 minutos; un millar en tan sólo un mes; gracias al caso cabañas el país era otro; estaba en calma, tranquilo, de pronto el narco se acabó; de pronto la crisis económica dejó de existir. De pronto nos dimos cuenta que un solo hombre cambia por completo el rumbo de una nación entera; he ahí el poder de los medios; o más bien, su gran defecto: el sensacionalismo extremo.
Si esa intensidad que se le aplicó al caso cabañas se aplicara a otros aspectos como presionar al gobierno para que aplique la ley en casos como la guardería ABC; el Halconazo del 71; el excesivo estipendio del que gozan los políticos, la corrupción de la PGR en el caso Acteal; y un sinnúmero de casos que indignan a nuestra sociedad; los medios serían en verdad guardianes del interés nacional. Su función social realmente tendría sentido. Pero no es así. El sensacionalismo o amarillismo vende; el compromiso social no tanto.
Gracias a Cabañas este país aparentemente salió de todos sus problemas y males; en ellos reside un gran poder de cambio social, político y económico para beneficio del pueblo; no obstante, pasarán muchos años para que esta revolución ética mediática se presente. Por lo pronto; veremos más y más casos Cabañas desfilar por nuestros aparatos televisivos; en un claro símil del sorprendente y melancólico film: la vida es bella. Mientras el país se cae a pedazos.
Jóvenes soplones.
Polémica resultó la propuesta de las autoridades colombianas de reclutar jóvenes estudiantes que informen sobre las actividades delictivas en sus respectivas colonias; la medida resulta ser aterradora; con su implementación, no nos sorprenda ver masacres de jóvenes estudiantes debido a que el gobierno los reclutó como soplones.
La medida parece muy similar a la matanza de jóvenes estudiantes en Ciudad Juárez; tal vez aquí existe ya ese programa de manera secreta; tal y como denunció Jorge Castañeda acerca de los falsos positivos. Ante la desesperación, se toman medidas poco inteligentes y se demuestra que se está perdiendo la batalla.