Ya ha dado inicio la llamada tercera ola de Covid en nuestro país en un contexto con dos puntos que chocan entre sí con respecto al inicio de la pandemia hace más de un año: el primero de ellos es que ya por fin contamos con varias vacunas que nos permiten evitar la mortalidad de este letal virus; incluso la vacunación se encuentra ya en sus últimas fases al estarse vacunando ya a los jóvenes de 18 años en delante; lo cual es sin duda alguna positivo; y por el otro lado tenemos la mala noticia que el virus ha mutado y presentado ya variaciones que lo han vuelto mucho más contagioso y por ende más peligroso. También el orden de afectación ya se ha invertido, pues en un inicio el virus parecía solo ensañarse con los adultos mayores y poco más de un año después ahora afecta y daña principalmente a los niños y jóvenes. Paradójicamente, la presencia de la vacuna se da en un contexto de incremento de casos nuevos con las variantes más peligrosas como si los esfuerzos de vacunación fuesen en vano. Vemos también con tristeza como la recuperación económica se ve amenazada cuando en plena temporada vacacional un buen número de destinos turísticos han sido limitados por las autoridades de algunos complejos como Acapulco, La Paz, Yucatán, Oaxaca, Puebla, etc., para intentar frenar los más de 92 mil casos que se han presentado en los últimos 14 días y que representan un aumento del 44% de la curva epidémica. Una verdadera tragedia, pero quizá lo más lamentable es ver cómo se fortalece otra pandemia, pero esta ligada a la ignorancia de un pueblo que patéticamente no deja de sorprender a través de la infodemia la cual se ha vuelto un verdadero problema con absurdas y desproporcionadas sandeces como el que las vacunas provocan que el cuerpo se transforme en un imán y atraiga objetos metálicos como cucharas o tenedores, o que el solo hecho de vacunarse ya vuelve inmune a las personas y ya podemos volver a la normalidad de siempre; o que hay vacunas que simplemente no funcionan y que solo inyectan agua. Solo porque el vecino o un familiar se recontagiaron inician las teorías conspirativas. Nadie, jamás, ni por asomo mencionó que las vacunas brindarían inmunidad absoluta y que ya no habría más virus. Desde un principio quedó claro, la mortalidad del virus estaba asociada a otras enfermedades, es decir, a la comorbilidad. Si una persona tiene obesidad o hipertensión o adicta al tabaquismo ni Sputnik ni Cansino, ni Pfizer, ni Astrazeneca ni nadie podrá evitar que siga siendo vulnerable a un virus que sigue mutando y ataca en mayor proporción a personas con comorbilidades. Hoy, a poco más de un año del inicio de la hecatombe, tenemos un virus más agresivo, un tercer oleaje de contagios cuyas consecuencias desconocemos, un año de educación perdida, una economía golpeada que simplemente no despunta y una sociedad enferma de infodemia que vuelve el virus más peligroso; y lo hace simplemente porque el vecino de un amigo se recontagió y por ello deducimos que la vacuna es ineficaz, debido a esto otras personas optan por no vacunarse y terminan contagiadas y contagiando a sus semejantes. Hace un año en lo personal, veía una luz al final del túnel, hoy, solo veo oscuridad.